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Combo del anverso y el reverso de una fotografía del zar Nicolás II de Rusia junto a su hermana, la archiduquesa Xenia Alejandrovna, y el esposo de ésta. Efe
Multitudinaria procesión en recuerdo del asesinato del zar Nicolás II y su familia

Multitudinaria procesión en recuerdo del asesinato del zar Nicolás II y su familia

La Iglesia Ortodoxa rusa canonizó en 2000 a todos los miembros de la familia real

Rafael M. Mañueco

Corresponsal en Moscú

Martes, 17 de julio 2018, 18:24

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En la madrugada de este martes se cumplieron 100 años del asesinato del zar Nicolás II y su familia en Ekaterimburgo (Urales). Con tal motivo, en esta ciudad rusa donde se perpetró el magnicidio, salieron a la calle por la noche en procesión unas100.000 personas. Encabezó el cortejo Kiril, el Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Los asistentes al acto religioso llevaban iconos, cruces, estandartes y retratos del monarca masacrado y sus familiares.

En la noche del 16 al 17 de julio de 1918, Nicolás II, la zarina Alejandra, el zarévich Alexéi (el príncipe heredero), sus hermanas las grandes duquesas Olga, Tatiana, María y Anastasía, además del médico de la familia, Evgueni Botkin, una doncella y dos criados fueron fusilados por un grupo de pistoleros bolcheviques dirigido por Yákov Yurovski . Actuaban por orden del Sóviet de los Urales, la máxima autoridad entonces en la región del régimen recién instaurado tras la Revolución Bolchevique de 1917.

Junto a Kiril, al frente de la procesión estuvo el gobernador de Svérdlovsk, Evgueni Kuívashev. Los congregados recorrieron la veintena de kilómetros que separan la Catedral de la Sangre Derramada, levantada en el lugar exacto en donde estaba la casa que los comunistas confiscaron al comerciante Ipátev, y la fosa a donde los asesinos arrojaron los cuerpos, cerca del monasterio de Gánina Yama. En el sótano del caserón de Ipátev se cometió el brutal crimen.

Yurovski y sus hombres trataron de hacer desaparecer los cadáveres rociándolos con ácido y quemándolos en una hoguera, pero no terminaron de hacerlo completamente por alguna causa. Tal vez temiendo que alguien pudiera sorprenderlos. Así que cavaron la fosa y los enterraron. Fueron hallados en 1979, todos salvo Alexéi y María, que aparecieron en 2007. Estos dos no han recibido todavía sepultura debido a que continúan siendo examinados por especialistas, pero sí todos los demás. Se unieron a sus antepasados en las tumbas reales de la Iglesia de San Pedro y San Pablo, en la fortaleza de San Petersburgo que lleva el mismo nombre.

La Iglesia Ortodoxa rusa canonizó en 2000 a todos los miembros de la familia real, pero aún no ha adoptado una decisión concluyente sobre la autenticidad de las osamentas, pese a que lo confirman los análisis de ADN realizados. En distintos artículos y conferencias la experta rusa, Ksenia Luchenko, critica que el Estado no se haya unido a la celebración de un centenario tan señalado.

La responsable actual de la Casa Imperial Rusa, la gran duquesa María Románova, nacida en España, se encuentra en Rusia para tomar parte en los actos en recuerdo de aquellos terribles sucesos. La acompaña su hijo Jorge. Según un sondeo aparecido el lunes, el 57% de los encuestados tacha de «crimen monstruoso» lo que los comunistas hicieron con la familia real. Un 27% creen que merecían un castigo, aunque no tan desmedido, y solo un 3% consideran que los bolcheviques hicieron bien en fusilarlos.

En diciembre del año pasado, el Comité de Instrucción de Rusia inició una investigación para determinar si el último zar ruso y sus allegados fueron ejecutados en el marco de un «asesinato ritual». El forense Nikolái Sokolov, el primero en analizar, en 1919, el lugar en donde fue llevado a cabo el fusilamiento, en los bajos de la casa Ipátev, dijo haber encontrado allí «signos cabalísticos», «inscripciones» y extrañas «cifras».

En 1922, ya en el exilio, el orientalista ruso y estudioso del ocultismo, Mijáil Skariatin, dijo haber descifrado una de las inscripciones halladas por Sokolov que, según él, decía: «Aquí por orden de la fuerzas ocultas el zar fue ofrecido en sacrificio con el fin de lograr la destrucción de Rusia».

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