El precio de la gasolina no ha parado de subir y en España el litro de este combustible cuesta de media 1,55 euros, mientras que el gasoleo, que también ha subido en mayor proporción con la idea de acercar su importe al de la gasolina, cuesta tan solo 10 céntimos menos en litro. Llenar un depósito de 55 litros cuesta cerca de 86 euros, y si lo hacemos con gasoil tendremos que pagar 80 euros. La subida con respecto a principios del pasado año es de 21 euros en depósito, toda una barbaridad que se justifica por el alto precio del crudo que hay pagar sobre 90 euros el barril. Del importe que pagamos por cada litro de combustible el 55% son impuestos, el 45% restante se distribuye entre la compra de la materia prima, el refinado, distribución y margen comercial de la venta en gasolinera. Si hacemos una comparación con el recibo de la luz, que también está por las nubes, el Gobierno ajustó los impuestos ante la desmesurada subida del kilowatio. Pues bien, en el caso de la gasolina también podrían hacer lo mismo y ajustar los impuestos que cobra por cada litro de carburante, porque margen tienen de sobra con un 55% impositivo. La subida de los combustibles se traslada directamente al precio de todos los bienes y servicios en los que interviene el transporte y al final lo acabamos pagando todos.
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