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Mercedes ultima el desarrollo del EQC

Mercedes ultima el desarrollo del EQC

Pruebas de conducción por Andalucía en el calor del verano

Lunes, 25 de junio 2018, 22:25

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España es la última etapa del desarrollo del Mercedes EQC, el todoterreno (presumiblemente eléctrico) que será fabricado en serie en pocos meses. Tras los tests de invierno, parte de las pruebas de este vehículo bajo temperaturas elevadas (hasta 50º C) se realizan por Andalucía, lugar ideal para completar el extenso programa habitual para todo nuevo modelo que siempre hace la marca de la estrella.

El exigente programa de pruebas de Mercedes cuenta con una validación sistemática para verificar los más altos estándares de calidad. Un proceso arduo que se lleva a cabo desde el diseño preliminar digital, la certificación de ciertos componentes ya sea en dinamómetros, como en vehículos de pruebas y además comprobación de la fase de montaje, impactos, aerodinámica, conducción y manejabilidad. También se analizan los niveles de ruido, vibración y aspereza, pruebas de peso, consumo y autonomía.

Antes de iniciar la fabricación en serie, se preparan casi 200 unidades preserie que son probadas y validadas por numerosos operarios de diferentes departamentos de desarrollo. Un proceso que dura unos cuatro años, con tres inviernos y tres veranos necesarios para ser sometidos a las condiciones extremas de temperatura (entre -35º y 50º C).

En el caso del futuro EQC, se presta especial atención al sistema de propulsión eléctrico y la batería, elementos probados y aprobados de acuerdo con los más estrictos estándares del fabricante alemán. Otro de los factores importantes en un automóvil eléctrico es la acústica; a diferencia de un vehículo con motor de combustión, apenas hay sonoridad. Por tanto, el ruido producido por la rodadura de los neumáticos o por el viento va a ser más notorio.

En el EQC se presta especial atención a los aspectos muy exigentes para los coches eléctricos, como el aire acondicionado y la recarga, así como la refrigeración de la batería, el sistema de propulsión y las unidades de control en condiciones de calor extremo. Los criterios clásicos, como la dinámica de conducción y el confort de marcha, también se evalúan en pruebas adicionales.

El desafío número uno es el calor seco. Mientras la batería de un eléctrico solo pierde potencia con el frío, la exposición a unas temperaturas excesivas trae como consecuencia cierto riesgo de daños. Una gestión óptima de esas características físicas es el objetivo de las pruebas extremas que se realizan en Andalucía.

Uno de los principales focos de atención se encuentra en el circuito de refrigeración de la batería. Los ingenieros analizan la respuesta a varios parámetros, como la respuesta de una batería cargada casi al completo a una carga adicional, la influencia del calor en la autonomía del vehículo y el análisis de las pruebas de drenaje en las que se descarga completamente de energía.

El polvo fino también es un reto particular en la conducción por el sur de España; los técnicos comprueban dónde y sobre qué componentes se deposita y si el trabajo de sellado funciona en la práctica.

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