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David Luiz celebra el triunfo de Brasil sobre Costa Rica.
La alegría brasileña de David Luiz
Cuartos de final

La alegría brasileña de David Luiz

Scolari le llamó durante un año complicado en el Chelsea y le aseguró que sería fijo junto a Thiago Silva si no se lesionaba

Rodrigo Errasti Mendiguren

Sábado, 5 de julio 2014, 22:34

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David Luiz acaparó ante Colombia todas las miradas. Muchas fueron por su gesto deportivo pidiendo a su afición que reconociese el talento del desolado James Rodríguez, pichichi y estrella de lo que va de Mundial, al que abrazó y con el que se cambió la camiseta. Antes de su gesto deportivo también fue protagonista por su gran actuación sobre el campo, coronada con un excepcional libre directo con un golpeo al más puro estilo Marcelinho Carioca. «Llevo un año entrenando esa falta. Sabía que un día Dios me iba a bendecir», decía orgulloso en Fortaleza desvelando que lleva entrenando ese golpeo durante muchas horas en Cobham, la ciudad deportiva del Chelsea. Allí estos últimos doce meses no ha sido siempre feliz, aunque su alegría ha sido una de las claves para la unión del vestuario del Chelsea, con el que logró la Champions y la Europa League. «Contagia con su carisma, hace de unión con los otros brasileños (Ramires, William y Oscar, que tuvieron problemas para manejarse en inglés) y cualquiera que le conoce desea que le vaya bien», reconoce Paulo Ferreira, excompañero y ahora embajador del club inglés.

Los que le conocen saben que David Luiz parece otro con Brasil y con Scolari, que desde hace un año ha tenido que realizar mucho trabajo psicológico con el central, que ha vivido un año emocionalmente inestable en el Chelsea con José Mourinho. 'Felipao' ha estado encima, recordándole su importancia en la defensa de esta selección como acompañante de Thiago Silva y en su papel de líder emocional en el grupo. Un año después, el trabajo de seleccionador y futbolista tiene recompensa.

Y es que nada más aterrizar el entrenador portugués al club londinense procedente del Real Madrid, y mientras se disputaba la Copa Confederaciones, salieron publicadas las primeras informaciones de que José Mourinho no contaba con David Luiz. La noticia agitó al central, que ya había escuchado rumores de que no era del agrado del técnico por boca se algunos compañeros de la selección brasileña, pero antes de finalizar el torneo Luiz tuvo una comunicación telefónica con el entrenador que le tranquilizó. Regresó más tarde a la pretemporada que sus compañeros, menos el resto de brasileños y españoles que jugaron la final en Maracaná, debido a la disputa del torneo, y cuando se incorporó supo que el club no se cerraba a su venta. Si llegaba una buena oferta, podría marcharse. Con el dinero intentarían fichar a Mangala, del Oporto.

El 'regreso' de Terry

El Barcelona y el PSG mostraron su interés por el '4', al punto que el club azulgrana comunicó que haría una oferta. Por eso razón, el central no fue elegido para medirse con el Real Madrid en el duelo de la gira americana, pero el importe de la propuesta fue considerado ridículo por el Chelsea, ya que no llegaba ni siquiera al dinero que le costó al club cuando lo sacó del Benfica. Unas molestias fueron la coartada por la cual el jugador no fue citado en liga ni contra el Hull, el Aston Villa ni Manchester United, pero sí fue titular la Supercopa de Europa en Praga junto a Gary Cahill. La misma pareja con la que el club logró la 'orejona' ante el Bayern en Múnich 15 meses antes. Completó un gran partido y cuando en la prórroga todo apuntaba a triunfo 'blue', con Terry apareciendo en los minutos finales sobre el césped para levantar el trofeo, llegó un tanto postrero de Javi Martínez que obligó a unos penaltis que está vez sonrieron al cuadro alemán.

Unos días después, y tras unas horas de incertidumbre en el cierre de mercado en el que parecía tenía opciones de salir, el Chelsea de Mourinho pasó por un bache complicado. Tras caer ante el Everton llegó una dolorosa derrota ante un Basilea al que meses antes había tumbado en la era Benítez con un gol muy similar al anotado a Ospina el vienes en Fortaleza. Uno de los castigados por aquel 1-2 en Stamford Bridge fue David Luiz, que perdió su plaza en favor de John Terry (al que Vilas-Boas, Di Matteo y Benítez habían relegado en las dos campañas precedentes), y fue obligado a jugar después una primera ronda de la FA Cup ante el modesto Swindon.

El central fue muy claro después del partido, negando que el triunfo o su actuación fuesen un modo de reivindicarse. «Yo no necesito demostrar nada. Todo el mundo sabe quién es David Luiz. Yo quiero jugar al fútbol y demostrarme a mí mismo que puedo disfrutar siendo yo mismo en el campo cuando tengo la oportunidad de jugar. Sólo quiero disfrutar con eso. Soy sólo un jugador en el equipo. A veces el manager me pone y otras no; es su elección». Lo cierto es que poco a poco su presencia en el centro de la zaga pasó a no ser habitual, ya que Terry era el elegido por el entrenador para ser acompañante de Cahill.

La llamada clave

En ese momento, temió por tener que buscar una salida en diciembre. En los entrenamientos no era el mismo hombre bromista y guasón que meses antes, algo que se podía constatar en sus redes sociales donde su Instagram es una fuente de buen rollo para muchos de sus compañeros. Scolari, al saber de su bajón anímico por otros de sus jugadores de selección y alguno de los veteranos que aún resistía de su época como técnico en el Chelsea, le llamó y le serenó. Era su jefe con Thiago Silva. Tenía que estar tranquilo. Y poco después, Mourinho olvidó sus propias palabras usadas semanas antes para atacar a Benítez en las que decía que Luiz no jugaría de mediocentro con él. Lo usó en algunos partidos y en diciembre, especialmente en los partidos más exigentes, fue titular en esa posición. Antes de Navidad jugó muchos partidos y tuvo miedo de que fuera una táctica para evitar que buscase destino. «Tú entrena bien, no te lesiones y cuídate. En el Mundial cuento contigo».

La alegría volvió a David Luiz, que volvió a mostrarse desenfadado, divertido y retomó su espíritu más bromista en las sesiones. Sabía que si todo iba bien, jugaría el Mundial. Su relación con el cuerpo técnico no varió. Sabía que al mínino error podía ser el sacrificado. De hecho, la derrota por 3-1 en el Parque de los Príncipes llegó tras un autogol suyo y un tanto final en el que toda la zaga adoleció de contundencia para despejar un balón que Pastore manejó a su antojo dentro del área antes de que lo mandase a la red. Mourinho explotó contra su defensa: «Estaban mirando». En la vuelta hubo remontada en el Bridge en los minutos de prolongación gracias a un tanto de Demba Ba. La celebración de Luiz tumbado boca abajo llamó la atención, aunque en el club no tanto como lo que dijo antes de medirse con el Atlético en semifinales. «No creo que Mourinho contestase borde; contesta como quiere», dijo hace unos meses en el Calderón a unos periodistas sorprendidos por la actitud del técnico, que usó poco menos que monosílabos en algunas respuestas y declinó contestar en castellano pese a la insistencia local.

La foto con Thiago

Tras confirmarse el año en blanco del Chelsea, pese a luchar casi hasta el último partido por todos los títulos, Luiz comunicó al club la voluntad de salir del equipo. Cuando renovó después de la final de la Champions le comunicaron que él y Juan Mata serían los líderes del proyecto del Chelsea, pero con 20 partidos jugados y sin el asturiano en el club, asumió que aquella promesa había muerto. Decidió irse para jugar junto a su amigo Thiago Silva en el PSG, que fue incrementando millones en su oferta desde el verano. Querían tener a la mejor pareja de centrales del mundo. David Luiz sabe que junto a él rinde mejor. Nadie le entiende igual que el capitán del PSG. Le centra en sus momentos de distracción, esos que tanto disgustaban a Mourinho ya desde antes de aterrizar en Londres. Cuando está junto a 'TS' se siente más 'confiante', como muchas veces bromea con sus compañeros españoles. Parece que llevan toda la vida juntos, aunque no es así pese a determinada creencia popular. Circula una foto por internet de dos niños abrazados en un coche que parecen los dos futbolistas. Al saber de la existencia de dicha fotografía, de Murilo y Lian, ambos recrearon la foto colocándose en un coche y con una pose muy similar a la de los dos pequeños, de 4 y 2 años. Una foto viral compartida más de tres millones de veces en Facebook.

En la semifinal, debido a la sanción por tarjetas, Silva no podrá estar a su lado y serán Dante o Henrique los elegidos. «Los dos son grandes jugadores, que se preparan del mismo modo que yo o Thiago y están en la misma forma que yo o más porque por ahora no han tenido la oportunidad de jugar. Estaremos bien armados y representados», apunta. Mucho más afectado se le vio al saber que Neymar quedó fuera del Mundial por una lesión y anunció que conquistarán la Copa en honor a su compañero. «Haremos un pacto para apoyarlo, para estar a su lado, y también para demostrar la fuerza del equipo sobre la cancha. Estoy muy preocupado. Vamos a rezar por él, porque el lugar de 'Ney' es sobre la cancha. Estoy sin palabras», dijo entre lágrimas al abandonar el estadio Castelao. «Neymar es un chico que luchó mucho y que soñó mucho en estar en un Mundial. Es un chico que sólo aporta cosas buenas para el fútbol: alegría y magia. Y ahora, de pronto, queda excluido de la final por una falta que quizás la defensa pudiera haber evitado. Brasil sufrirá mucho por esta pérdida, pero Neymar podrá seguir ayudándonos con su alegría. Es un niño. Seguramente logrará ser grande también en este momento», explica.

Ahora ante Alemania tendrá que lucir el brazalete de capitán, liderando con su optimismo y sus oraciones al grupo. Asumiendo los galones que le entregó Scolari en los peores momentos de su carrera y con los que soñaba de niño.

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