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Gijón ha perdido un trozo de su 'alma playa'. Cimavilla y la ciudad no serán lo mismo sin Oscar Fernández, más conocido como 'Peñespardes', que falleció este 2 de abril a los 87 años. Un día antes había celebrado su cumpleaños «como él quería, rodeado de toda su familia, a la que adoraba», cuenta su hija Manuela Fernández.
Su nacimiento formó parte de la historia del barrio pesquero porque el 1de abril de 1937, durante uno de los muchos bombardeos que sufrió Gijón durante la guerra, Enriqueta Rivero, su madre, ayudada por 'Concha la guapa', madre de Rambal, le daba a luz dentro del refugio antiaéreo de Cimavilla.
Oscar, sin tilde porque a él le gustaba así, relató en una entrevista para EL COMERCIO en 2019 cuando sus padres se casaron —él era un marinero de Cimavilla y su madre, natural de Tazones— se fueron a vivir al barrio alto, donde «ella se dedicaba a vender pescado». El apodo de 'Peñespardes' le viene ya de sus abuelos. Ella abuela era de Castrillo de los Polvazares, un pueblo de Astorga. «Hay una cordillera allí que se llamaba Peñas Pardas y al venir para Asturias se convirtió en Peñes Pardes, claro», comentaba entre risas.
«Era pura energía, risueño, divertido. Estuvo en el coro de San Pedro, tenía una gran voz. Siempre estaba organizando comidas, encuentros, tertulias. Era muy amigo del expresidente de Asturias 'Tini' Areces y de todos sus amigos. Se va una increíble persona», lamenta el escritor y colaborador de EL COMERCIO Janel Cuesta.
'Peñespardes', Oscar, para su familia, era viudo y deja cuatro hijos y tres nietos que lo echarán profundamente de menos. «Sus nietas eran su adoración», explica emocionada su hija Manuela. «Mi padre y mi madre, Mónika, la 'alemana', como es conocida, y que vino sin saber nada de español, eran unos luchadores. Se conocieron en Alemania y allí nacimos mi hermano y yo, que volvimos a Gijón de pequeños. Mi padre estuvo ocho años en Alemania trabajando y haciendo dinero para volver a su Gijón y Cimavilla del alma», cuenta.
Tras su vuelta a la villa marinera «nunca dejó de trabajar por el barrio alto y por su familia. Trabajó en La Tabacalera y también como maestro en la Escuela Revillagigedo. Montó el negocio de sidrería 'El Playu', primero, que tuvimos durante 20 años, y después regentamos 'Los Playos', que tuvimos que cerrar por la crisis de la pandemia», relata Manuela. «Su espíritu combativo, por haber nacido en una época tan dura y en el refugio y su fuerza siempre estará con nosotros», destaca su hija.
Oscar era historia viva de Cimavilla. «Uno de los pocos 'playos auténticos' que quedaban», como indica Janel Cuesta y «una de las pocas personas que identificaba un familiar en el 'Retablo del Mar' tallado por Sebastián Miranda, ya que su bisabuela salía ahí comprando pescado que luego vendían en la lonja municipal, en el puesto 85 y 86».
El funeral de cuerpo presente ha tenido lugar este jueves en la iglesia parroquial Mayor de San Pedro a las doce de la mañana.
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