¿Y ahora qué señor Irarragorri?
El Sporting, en la encrucijada de un cuarto proyecto invisible
Estamos en un tiempo precioso. Dos semanas antes de acabar la Liga tenemos el pescado vendido y esto permite adelantarse en las decisiones. Solo falta ... en el caso que nos ocupa, el Sporting, saber quién decide, dónde habita, si prioriza vender o si tiene un cuarto proyecto bajo el brazo. O sea, certezas. Y, avanzado mayo, sin jugarse aún la jornada 41, aquí estamos todos los sportinguistas en el limbo del escepticismo.
Solo sabemos por boca de quien manda, o de sus secuaces, que van a comprar a Dubasin. Bien. De lo demás, los otros cinco cedidos y los cinco jugadores de plantilla que acaban, o sea, diez, ni palabra. Bueno sí: Cote se retira. Quedan nueve. Se dice oficiosamente que Nacho Méndez, Olaetxea, Campuzano y Rober Pier no seguirán. Los tres primeros son buenos jugadores y sería interesante pujar por ellos. De los cedidos restantes (Gelabert, Maras, Caicedo, Dotor y Serrano) solo interesa uno, Gelabert. Pero hay que meter la mano en el bolsillo.
Parece buena política quedarse con lo bueno que tienes para no cambiar todos los cromos cada verano, como nos están acostumbrando. Si se van los nueve jugadores mencionados y se retira Cote, el Sporting queda en chasis e iremos a una nueva tómbola de cesiones y búsqueda de reservas de primera que no juegan, casos de Curbelo y Kevin, a quienes este servidor buscaría una salida. Si se pudiera retener el talento y limpiar lo demás, tendríamos los siguientes en plantilla:
Porteros: Yáñez y Joel.
Defensas: Rosas, Diego, Pablo.
Medios: Nacho Méndez, Olaetexa, Nacho Martín, Bernal, Gelabert.
Extremos: Dubasin, Otero, Gaspar, Queipo.
Delanteros: Campuzano, Milovanovic (vuelve de cesión).
Con este esquema es obvio lo que urge fichar: tres centrales y dos delanteros. Y acaso un defensa derecho para complementar a Guille Rosas. Pero este planteamiento de este cilúrnigo toma como punto de partida varias renovaciones que parecen ahora mismo difíciles o imposibles o directamente descartadas por el club, caso de Campuzano. Si nuestros 'invisibles' mandamases apostaran de verdad por el club empezaríamos a ver un desfile de renovaciones cada día: Yáñez más años, Nacho Méndez, Olaetexa, Campu... Lo que veremos en cambio es el caramelo de Dubasin con una mano y la venta de Rosas con la otra. Aquí se malvende todo, el agua de los grifos incluida, y Rosas tiene ya un pie fuera. Y si no al tiempo.
La conclusión es que no hay motivos para la ilusión. Más bien, preocupación máxima por el próximo año, pues, que se sepa, no existe bula papal para que no bajemos. Y estamos tentando demasiado a la bicha. Solo hay dos salidas airosas a la situación actual. Una, que el Grupo Orlegi venda el club y venga alguien con dinero e ilusión. Dos, que siga y dé un certero golpe de timón inversor, cambiando sus políticas 'low cost' por algo más serio.
No hay más que mirar a 28 kilómetros para ver cómo se hacen las cosas bien, cómo se apuesta por algo y cómo por tanto se triunfa (a punto están). Lo de aquí es la antología del disparate, la verborrea, las puestas en escena y definitivamente la nada. O cambia muchísimo el cuento o acercaremos, paso a paso, al precipicio.
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