Alabada sea la luz

Cada vez que escucho a algunos dirigentes de las eléctricas hablar sobre los motivos por los que sube, cada vez más, el precio de la luz, tengo la sensación de que quien me habla es una especie de siervo del Dios vengativo

No sé si a ustedes les pasa lo mismo, pero en estas últimas semanas -quizá meses porque creo que llevamos un par de ellos con ... esta situación-, cada vez que escucho a algunos dirigentes de las eléctricas hablar sobre los motivos por lo que sube, cada vez más, el precio de la luz, tengo la sensación de que quien me habla es, en realidad, una especie de siervo del Dios vengativo. Ya saben, el que aparecía en el 'Antiguo testamento' y que siempre estaba enfadado con la creación, es decir, su creación, y repartía castigos a espuertas. Puede hacer de todo y, en cambio, nosotros, pobres mortales, nada podemos obrar para pararle los pies.

Publicidad

A mí, he de confesar, el 'Antiguo testamento', como inspiración apocalíptica de plagas, jinetes, historias truculentas de asesinato y venganzas, sexo descontrolado, éxodos masivos y violencia, me gusta, pero no como modelo a seguir. Soy más del 'Nuevo testamento', que me parece más hippie e incluso tiene pasajes muy 'new age', aunque es verdad que la crucifixión... En esa parte de la trama, la pluma más malévola vuelve a aparecer. Bueno, en realidad quizá antes, porque Herodes y sus maquinaciones para acabar con el hijo de Dios son muy significativas. Maquinaciones y verdadera obsesión, ya que lo de matar a todos los niños menores de dos años de Belén y su comarca demuestra una auténtica neurosis.

En fin, que me desvío del asunto principal, pero diré a mi favor que se debe a que todo lo relacionado con la Biblia me hechiza. No en vano, en mi último año de Sociología, uno de mis trabajos más satisfactorio fue un análisis sociológico del 'Génesis', uno de los libros que forman el 'Antiguo testamento', desde la perspectiva de la violencia y el género. Quizá debiera retomarlo y escribir un ensayo al respecto. Sería interesante hacerlo. Hoy, desde luego, creo que tendría una mayor acogida que en aquellos años, 2000 o 2001, en los que estos temas eran, en muchos casos, secundarios.

Lo que quiero decir, no obstante, con todo esto, es que tengo la sensación de que estos hombres (en este caso hombres se refiere a varones y no a un ser animado racional, varón o mujer, porque en su mayoría son los que ocupan los puestos de relevancia en las compañías eléctricas y sus consejos de administración), nos tratan como en la Biblia se trataba a algunos de sus protagonistas. Me refiero a los pobres desgraciados que morían, y no siempre de forma agradable. Que quieren el apocalipsis, pues se hace y nosotros callamos. Qué le vamos hacer. Alabada sea la luz.

Publicidad

Y no soy yo partidaria de la intervención pública en empresas privadas ni de la nacionalización de las mismas, pero lo cierto es que cada vez que veo la factura, estoy más cerca de cambiar de opinión. Cierto que después pienso que eso solo serviría para crear nuevos consejos de administración con unas puertas giratorias maravillosas, pero, encima, pagados por todos, y se me quitan las ganas. Que sí, que lo sé. Les entiendo a la perfección. Algunas de estas grandes eléctricas deben su riqueza a lo que un día fueron, es decir, propiedad de todos los españoles, y a la gran cantidad de subvenciones y ayudas públicas que reciben, pero las reglas del juego son así. «Es el mercado, amigo», que dirían allá por tierras norteamericanas (porque la frase no se la inventó Rato). En el fondo, ahora que menciono Norteamérica, quizá mi analogía bíblica no esté desencaminada, pero debamos cambiar un tanto el enfoque. Esto es, olvidarnos del catolicismo y entender que es el protestantismo quien domina y organiza el mundo. El sociólogo Max Weber ya habló de esto en su momento y trató de explicar la relación entre la ética protestante y el sistema capitalista. Quizá por ello, deberíamos empezar a mirar a las compañías eléctricas desde otro prisma para poder frenar su conquista de los cielos, su ascenso a Dios, a través del dinero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad