Daniel Castaño
Viento de nordeste

La alianza del centroderecha

El PP de Álvaro Queipo allana el camino para una coalición electoral con Foro, pero el partido de Moriyón se enfrenta en Gijón a un escenario complejo, en el que cualquier operación en ese sentido puede conllevar un alto riesgo si el cálculo no está bien hecho y no se acierta en el pronóstico

Domingo, 5 de octubre 2025, 02:00

Indudablemente Foro Asturias sigue siendo un fenómeno político en esta región. En toda la historia democrática no hubo en esta comunidad autónoma ninguna formación que, ... ajena a los partidos convencionales, llegara a tener tanta influencia y durante tanto tiempo en el mapa político de la comunidad autónoma. En los últimos cuarenta años fueron surgiendo distintas fuerzas alternativas en cada uno de los espacios políticos, a la izquierda de las formaciones tradicionales, de corte nacionalista y regionalista o del centroderecha moderado, pero ninguna de ellas logró la presencia que Foro ha conseguido mantener en estos catorce años. Y no cabe duda de que si el proyecto que nació apadrinado por Francisco Álvarez-Cascos sigue teniendo su porción en la tarta política regional, ese éxito tiene nombre y apellidos, el de Carmen Moriyón. Solo a ella se debe la pervivencia de las siglas con su consolidación en Gijón. Si no fuera por su liderazgo, Foro Asturias habría ya desaparecido hace seis años, cuando logró aguantar una mínima representación institucional hasta volver a resucitar en los pasados comicios municipales y autonómicos por la confianza cosechada en las urnas dentro del mayor feudo electoral de Asturias.

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El ejercicio de la transversalidad de Foro continúa siendo un gran problema para el PSOE. Su mera existencia genera aún no pocas inquietudes al PP, que ahora ve en la formación más un aliado que otro rival a eliminar. La absorción, que algunos daban por cantada hasta hace no mucho tiempo, ha caído en el olvido. Ni por asomo se menciona como solución. Los populares necesitan a Foro para conquistar el poder en Asturias. Requieren también sus votos para evitar que sume la izquierda y conseguir desalojar al PSOE del gobierno del Principado. Y esa es la mejor carta que tienen los foristas al sentarse en la mesa para jugar la partida. Una partida que pasa inexorablemente por el tablero gijonés.

Álvaro Queipo, esta última semana, ha puesto a calentar la maquinaria del PP en la región para afrontar la larga precampaña que nos espera con una acción destacada y una declaración de intenciones: La gira por Argentina en busca del voto del exterior con vistas a lograr la mayoría de escaños en las alas y la propuesta pública de la coalición electoral del centroderecha con Foro, que se lleva cociendo lentamente en el hervidero de la política interna regional. El acuerdo parlamentario de marzo para la actuación coordinada y conjunta en la Junta General del Principado dio pie a las apuestas, pero si alguien pensó que con este movimiento se podría presionar a Moriyón cayó en la equivocación. La dirigente forista ha dejado bien clara la primera condición en el acto del inicio del curso político que celebró en el Tendayu del Pueblo de Asturias: «No estamos para diluirnos en otros proyectos, vamos con todo». Evidentemente el mayor interés parte del lado popular.

La fórmula para articular un acuerdo entre las dos formaciones está muy verde, hay por delante más de año y medio para formalizarla, pero en cualquier caso la marca Foro estará presente en los carteles. Es más, puede que se adopten distintas soluciones adaptadas a las circunstancias de los comicios en función de las perspectivas electorales. El pacto para las autonómicas no tiene por qué ser el mismo que para las locales. E incluso puede llegar a ser diferente entre municipios. Es factible que en la candidatura regional se presente una alianza PP-Foro como ocurrió en las elecciones generales de 2019, pero ello no indica que sea extensible a las listas municipales.

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En Gijón, Foro se enfrenta a un escenario complejo, en el que cualquier operación en ese sentido puede supone un alto riesgo si el cálculo no está bien hecho y no se acierta en el pronóstico. Para mayor claridad, se debe partir de la premisa de que dos más uno en elecciones no siempre suma tres. El 'efecto Moriyón' continúa teniendo tirón en la ciudad. Hasta se podría decir que si mañana se colocaran ya las urnas, sería una sorpresa que no lograra revalidar la alcaldía. La primera edil actual se puede convertir en la persona que más tiempo mantuvo el bastón de mando en Gijón de la historia de la villa. El próximo 2026, con los presupuestos preparados ya para su aprobación, puede ser el mejor año de su larga trayectoria como alcaldesa por el conjunto de actuaciones para transformar la ciudad que están en marcha. Una buena recta, por lo tanto, para llegar a 2027 con capacidad sobrada para hacer valer la gestión de su equipo de concejales y de su socio de gobierno, pero también para poner de manifiesto que no hace falta ir juntos si el rédito electoral no está garantizado. En esa cuenta hay que tomarse en serio la tendencia al alza de Vox, el mordisco que pueda dar el partido de Abascal, que no va a perdonar la opa que le hizo Foro sobre el concejal no adscrito a principios del cuatrienio. Confiar en ser la lista más votada y por esa razón verse legitimados para repetir mandato es, hoy por hoy, excesivamente aventurado.

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