Borrar
¿Quieres despedir a tu mascota? Puedes hacerlo en el nuevo canal de EL COMERCIO
Dani Castaño
Viento de nordeste

No caben más enredos

Esperar a lo que digan los tribunales de justicia para levantar definitivamente las barreras de la autopista del Huerna no es una decisión jurídica sino política, que tiene que tener sus consecuencias. Como política también es la bonificación total inmediata o el rescate de la concesión

Domingo, 19 de octubre 2025, 00:00

Comenta

El éxito de la movilización del 17-O cobra mayor trascendencia por el momento político en que se produce. El clamor unánime en Asturias en favor de la eliminación del peaje del Huerna es la expresión de un sentimiento colectivo que lleva rondando en la región en los últimos años por el trato preferencial del gobierno central a unas comunidades que, lejos de ser leales al sistema constitucional, han venido aplicando permanentemente el chantaje como arma para desequilibrar a su favor la España de las autonomías. Ha sido la manifestación del hartazgo, encendida por la injusticia del pago de la autopista y especialmente por la displicencia chulesca de un ministro, el titular de la cartera de Transportes. Óscar Puente, con sus intervenciones vejatorias hacia los asturianos -cosa que no osa hacerlo con los catalanes o con los vascos pese a ser un señor de Valladolid-, no hizo más que dar validez al desprecio hacia una región por parte de un Ejecutivo que solo decreta, de manera sobrada, en virtud de lo que piensen o hagan sus socios en el Parlamento.

Asturias no tiene el peso de los votos, por ello pasa a ser un territorio de tercera para un gobierno que únicamente actúa por impulsos, ... mediante improvisaciones, en función del rédito que vaya obteniendo día a día para continuar resistiendo, a base de dádivas a los nacionalistas, aunque sea prorrogando los presupuestos hasta agotar el mandato. Como no tenemos el poder de los votos, el trato es provinciano y ni siquiera se atiende ya al don de la querencia dentro de las mismas siglas, no cabe más que la movilización, que forma parte de nuestra identidad. La fuerza de la unidad que se hizo patente detrás de la pancarta del 17-O necesariamente no se puede perder, más aún cuando estamos convencidos de que nos asiste la razón, como es el caso del escandaloso agravio que supone mantener un peaje ilegal.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elcomercio No caben más enredos

No caben más enredos