La condena a Gijón

La decimoquinta ciudad de España padece el severo castigo de la periferia. Los accesos por carretera y tren son propios del pasado siglo y la provisionalidad decretada hace quince años nos devolvió a los sesenta

Domingo, 26 de octubre 2025, 02:00

A principios de los dos mil, el entonces alcalde capitalino, el popular Gabino de Lorenzo, construyó la teoría del cerco a Oviedo para denunciar el ... escaso compromiso de las administraciones socialistas con el desarrollo de la ciudad, a favor de otros territorios como Gijón o las cuencas. Aquella idea fue utilizada por Gabino el laico, apodado así por nuestro director Francisco Carantoña para distinguirlo del primado arzobispo, en la cosecha electoral de sus últimos años de mandato municipal, antes de que ocupara a petición propia el puesto de delegado del Gobierno, sin que la atención respecto a Oviedo, por cierto, cambiara sustancialmente. En realidad, la apreciación de supuesto abandono a la capital de Asturias no era, de largo, equiparable al que lleva sufriendo la villa de Jovellanos en la última década y media. La comparativa en materia de infraestructuras lo dice todo. Los accesos por carretera y tren son propios del siglo pasado. La provisionalidad decretada hace quince años nos devolvió a los sesenta.

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La condena que padece Gijón es una condena a Asturias entera. La decimo quinta ciudad de España, la más poblada de esta región, padece el severo castigo de la periferia en un país donde la mirada política está puesta en el eje del Mediterráneo desde la subordinación a Madrid. Lástima que los diputados y senadores elegidos por los asturianos en los comicios nacionales no estén machacando más desde sus escaños sobre el bloqueo del que es víctima esta ciudad. La atención está centrada ahora en la eliminación del peaje de la autopista del Huerna.

Y a próposito de ello, aún desconocemos la posición de los representantes del PSOE en ambas cámaras después del clamor por la ilegalidad del canon expresado el pasado 17-O. De este asunto hay tres pronunciamientos claros: La cerrazón del Ministerio de Transportes en mantener el agravio, el propósito del PP regional de acudir a protestar ante la Moncloa contra una prórroga decretada cuando gobernaba su partido y la promesa del presidente Adrián Barbón de defender los intereses de Asturias aún «cuando me partan la cara». Hoy está previsto que intervenga Pedro Sánchez en un mitin en León. Se espera que algo diga del 'affaire' del Huerna, pero es posible también que no diga nada. El líder de los socialistas asturianos no tiene pensado acudir a la comunidad vecina. La mejilla en todo caso ha de ponerse en los despachos.

Sobre el peaje se echa de menos también que estos días de atrás no se haya escuchado una sola palabra de los puertos de Gijón y Avilés. Cuando todas las instituciones asturianas, públicas y privadas, se sumaron a la movilización general, las autoridades portuarias silbaron mirando al cielo como si la pérdida de competitividad que supone pagar por entrar y salir de Asturias no fuera con ellas.

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Pero bueno hablábamos de Gijón, con una cuestión que concierne igualmente a El Musel. La alcaldesa de la ciudad ha convocado la mesa de trabajo del Consejo Social sobre el vial de Jove una vez que se conoció a través de este periódico que el Ministerio de Transportes iniciaba el estudio de la alternativa por Aboño presentada por el Principado para acceder al puerto. Tuvo que transcurrir un año después de la escandalosa decisión de renunciar al soterramiento de la autovía que llevó como hecho en su tarjeta de presentación a las pasadas elecciones generales para arrancar el análisis. Forma parte de la táctica dilatoria. Mover papeles, requerir informes, contratar consultoras 'ad hoc', dejar pasar los plazos de los expedientes, ir a prórrogas, generar dudas, abrir más debates, hoy sí, mañana no…

El trazado remitido por la Consejería de Movilidad, en el ejercicio de su deber, es el mismo del que se habló cuando tuvo lugar el fiasco de Jove: El desdoblamiento de la AS-19 desde el cruce de Veriña hasta El Empalme y, a partir de ahí, por la GJ-1 para penetrar en el puerto por el túnel de Aboño. La ronda industrial que tenía que estar en funcionamiento hace más de cincuenta años. Ya vendrá otro ministro que lo cambie. De momento se sabe que la duplicación de la calzada en el primer tramo de esa circunvalación, de Lloreda a Veriña, sigue atrapada en el tiempo por tener que repetir el trámite ambiental. El futuro de la obra quedará en manos del próximo gobierno central. Igual que la cacareada humanización de la avenida Príncipe de Asturias, que el Principado promete por boca ministerial que será licitada el próximo año. Quizás el cálculo va en función del calendario electoral.

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En 2026 deberían de suceder más cosas. El Ayuntamiento, probablemente de manera ilusa, tiene reservada una partida en los presupuestos para el derribo del viaducto de Carlos Marx, una actuación que le corresponde a las tres administraciones con el fin de adecentar la zona y adecuarla ya a la futura estación intermodal. Y en 2026, el proyecto del plan de vías en toda su dimensión, incluido el 'solarón', tendría que estar plenamente encauzado para afrontar las primeras ejecuciones. Hay que tener mucha fe. Y en Gijón, el problema es que la credibilidad está agotada.

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