Anoche cuando dormía soñé
Soñé que España dejaba de ser el bar de Europa, su sala de fiestas, sus vacaciones baratas, y nos convertíamos en una potencia rica en conocimiento y líder en talento
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que nuestro país usaba la actual crisis sanitaria para repensar el sistema tanto social como económico que tenemos. Un ... sistema que se está demostrando insostenible ante las dificultades que vivimos. Crisis que, además, según apuntan los expertos, quizá duré aún mucho, mucho tiempo y tal vez no sea la última que padezcamos. Soñé que España decidía invertir entonces en ciencia, tecnología, investigación, cultura, desarrollo... Soñé que dejábamos de ser el bar de Europa, su sala de fiestas y, en demasiadas ocasiones, sus vacaciones baratas, muy baratas -y más que lo serán cuando para reflotar el sector se opté por un abaratamiento de costes, de mano de obra y de precios-, y nos convertíamos en una potencia rica en conocimiento y líder en talento.
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, que veía a nuestros jóvenes deseosos de quedarse en nuestro país. Ansiosos de sabiduría, este era el mejor lugar del mundo para construir una vida. Una vida plena. No tenían ninguna necesidad de marcharse fuera porque aquí encontrarían educación, cultura, erudición, saber. Anoche soñé que se hacía un plan nacional, un gran pacto de Estado por la educación que por una vez pensaba en los alumnos y en su futuro. Solo eso era lo importante.
Anoche cuando dormía...
Nuestros jóvenes no tenían ninguna necesidad de marcharse fueraApostábamos por un crecimiento más sostenible y equilibrado
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, tantas y tantas cosas que me he despertado esta mañana como si realmente viviera en esa España del sueño. Una distopía en toda regla, lo sé. Probablemente la culpa de este soñar mío sea de una novela que he leído recientemente, 'La tetera de Russell', de Pablo Sebastiá Tirado, en la que su escenario es precisamente lo que soñé y que hoy les cuento. Año 2072 y España se ha convertido en una potencia de conocimiento, experta en ciencia e investigación, mientras nuestros vecinos, los franceses, son la huerta de Europa e Italia ha decidido ser su bar. Los germanos, por su parte, se han transformado en una sociedad calvinista extrema y han vuelto a la Edad Media más oscura y déspota. Queman y lapidan, cortan manos y lenguas y tienen asociaciones terroristas que atacan a los infieles, es decir, al resto. Todo al amparo de su desquiciada fe. Por eso los germanos que no están de acuerdo y pueden huyen y se refugian en otros países, siendo el nuestro uno de los más deseados.
Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusión!, con ese mundo ficticio y soñé también que vivía en él. Soñé que habíamos decidido creer en nuestro potencial más allá de celebraciones puntuales en días señalados -el día de la ciencia, el día de la mujer, el día del libro, el día de...- y que apostábamos por un crecimiento más sostenible y equilibrado en el que el sistema económico elegido, el tipo de negocio mayoritario, el aprovechamiento de nuestros recursos, tanto naturales como humanos, etc. era proporcionado a las necesidades de la población, estable ante las posibles adversidades venideras, sólido para asegurar un futuro.
Anoche cuando dormía...
Y esta mañana, al despertar, sentí, por unos instantes, apenas unos minutos, que seguía en él, en ese sueño, en esa distopía, en esa quimera. ¿Un Shangri-La? Puede ser. No lo niego. Soñar con Shangri-La en lugar de soñar que volvía a Manderley, que parece ser lo que más sueña últimamente el mundo, pero solo me ha hecho falta echar un vistazo rápido a la prensa, a las redes sociales, a la vida, para darme cuenta de que, en realidad, todo era un espejismo. Solo una ficción, aunque quiero creer que, quizá no hoy, pero tal vez mañana, si somos listos, podemos llegar a vivir en ese sueño. ¿Quién sabe? Yo, mientras me tomo el café, miro por la ventana y el sueño se aleja, pienso en Segismundo y me digo a mí misma que «el vivir solo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar».
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