Necesitamos a Rilke (en sus 150 años)
Antonio Costa Gómez
Jueves, 24 de abril 2025, 02:00
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Antonio Costa Gómez
Jueves, 24 de abril 2025, 02:00
Necesitamos a Rilke para que nos enseñe apertura. Era de toda Europa, era del mundo entero. Admiraba el Islam porque decía que no necesitaba intermediarios ... para hablar con Dios. Pero escribió 'La vida de María' y no podía evitar las imágenes cristianas.
Necesitamos a Rilke para que nos hable de los ángeles como intensidad. Se le aparecieron en el castillo de Duino y luego lo encontraron en Toledo y después le dictaron un poema en Ronda. Y finalmente le soltaron torrencialmente su aliento en el castillo de Muzot, en Suiza, donde acabó las 'Elegías del Duino'.
Necesitamos a Rilke para que nos enseñe el valor de la poesía. Se dedicó solo a la poesía, lo cual es un crimen para muchos, pero a mí me entusiasma. Es curioso, algunos pueden vivir de hablar de la poesía de otros en las universidades, de contar el número de adjetivos de un poema, pero no de escribir poemas. Puedes dedicarte a la usura, a vender libros, a la especulación financiera, y todo eso parece decente, pero dedicarse solo a la poesía no. Esta es la sociedad en que vivimos.
Necesitamos 'Los cuadernos de Malte Laurids Brigge' para que nos recuerde que después de milenios de filosofía y cultura todavía no hemos tocado la piel de la vida. Para que sintamos que la vida a pesar de todo está intacta. Que nunca podremos manchar el mundo del todo. Que podemos fabricar infinidad de artilugios y robots, y sustituir la naturaleza por lo fabricado, pero nunca tocaremos de verdad en el fondo.
Necesitamos a Rilke para que nos traiga algún sentido religioso más allá de los dogmas, el misterio de lo que vivimos cada instante. Para que nos dé el sentido de la celebración, como dijo en 'Para festejarte'.
Necesitamos a Rilke para que nos enseñe el valor del lenguaje. Él escribió muchísimas cartas, aparte de las 'Cartas a un joven poeta' y nunca son triviales, parece un prodigio, siempre capta un fulgor en cada hecho, destaca algo asombroso en lo que le ocurre, ilumina a la persona que va a leerlo. Se tomaba cada minuto en serio. Y regalaba la vida de verdad regalaba la vida a todos los que lo conocían.
Necesitamos a Rilke para que nos enseñe a mirar el mundo. Vagaba sin cesar porque para él la vida era ilimitada como el mundo y nunca se saciaba. Encontraba luces en todas partes pero siempre esperaba otra luz.
Necesitamos a Rilke para que nos enseñe el encanto y la levedad. Los puso en sus primeros libros. Y otra vez en los últimos en francés 'Rosas','Vergeles', 'Cuartetas valaisinas'. Lo necesitamos para que nos enseñe a no simplificar el mundo diciendo que lo comprendemos: «Tú no debes comprender el mundo./ Entonces será como una fiesta».
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