Mi querida tía Nati
Armando Menéndez
Martes, 14 de octubre 2025, 02:00
Todos los días, por una razón u otra, la memoria me devuelve la imagen de aquella plancha de fundición de aluminio que adornaba con sabiduría ... el hall de entrada al hogar de mis queridos tíos Isaac y Clemen. En ella podía leerse una máxima que resumía toda una filosofía de vida:
«Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera; tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera». — José Hernández, El Gaucho Martín Fierro.
En esa misma casa de la plaza del Instituto había vivido antes otra tía muy querida, Natividad González Rodríguez, que el pasado día 11 nos ha dejado. Fue fundadora, junto a su esposo Alfredo Suárez García, de la emblemática Librería Industrial, que durante más de setenta y cinco años formó parte entrañable del paisaje cultural y humano de nuestra ciudad.
Su vida fue ejemplo de trabajo constante, tenacidad y amor por la familia: valores con los que levantó una obra duradera y digna de gratitud. No todos alcanzan la dicha de contemplar en vida a hijos y nietos, de ver continuar la semilla del esfuerzo en nuevas generaciones. A veces, los caminos de la vida —con sus desavenencias, silencios y desencuentros— nos impiden disfrutar plenamente de ese fruto.
Pero cuando el tiempo se acaba y el alma se prepara para el viaje definitivo, el verdadero legado no son los bienes acumulados, sino el amor y el perdón sembrados. Esa es la herencia que permanece y redime todo. Quiero creer que mi tía Nati así lo entendía: que nada hay más grande que dejar tras de sí la oportunidad de un abrazo reconciliador.
Sus nietos y bisnietos recordarán que detrás de toda obra humana hay algo que la trasciende: la intención de hacer algo bueno y duradero para quienes vienen después. Estoy seguro de que, al igual que aquella placa sólida que recibía a los visitantes con su advertencia gaucha —recordando cuál es 'la ley primera'—, Nati y Alfredo querrían también recordar a los suyos que por encima de todo éxito empresarial están la familia, la unidad y los valores que la hacen sagrada.
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