Barbón no es Feijóo
PLAZA MAYOR ·
Mañana tendrá lugar en La Coruña una cumbre política -Ministerio de Transportes, Autoridad Portuaria, Xunta de Galicia, Diputación Provincial, Ayuntamiento- con un orden del día ... relacionado con la remodelación de la fachada marítima de la ciudad -medio millón de metros cuadrados- tras el traslado de las actividades portuarias de la zona urbana (Repsol se mudará el año que viene) al puerto exterior de Punta Langosteira. El presidente de la Xunta, Núñez Feijóo, no tiene dudas: Puertos del Estado debe condonar la deuda por el préstamo de 200 millones de euros que concedió a la Autoridad Portuaria coruñesa para contribuir a la financiación de las obras del puerto exterior. También exige el presidente gallego la construcción de un enlace ferroviario con Punta Langosteira (otros 140 millones de euros). Feijoo, que no es un piernas en el elenco de mandatarios autonómicos, considera irrenunciables estas dos exigencias. Hay consenso político, por otra parte, para que los costes derivados del cambio previsto en el litoral coruñés tengan también financiación pública extramunicipal.
(Para hacerse una correcta composición de lugar sobre la cuestión portuaria en la ciudad herculina, conviene recordar que su puerto exterior costó cerca de mil millones de euros, casi tres veces más que lo presupuestado inicialmente; acaba de ser terminado como quien dice, y tiene desde 2016 un flamante enlace por autovía, 5,1 kilómetros de longitud, 83,6 millones de euros de inversión. Además, a menos de 20 kilómetros en línea recta, se construye un acceso por ferrocarril al nuevo puerto exterior de Ferrol, 6,4 kilómetros, 72,5 millones de euros de inversión).
Más al este, en Gijón, las obras de la ampliación portuaria, menos costosas que las gallegas, terminaron hace ya once años y de los nuevos accesos al puerto por carretera acordados en 2005 no se ha hecho nada. Y nada es nada. Porque la inauguración de la primera piedra, el 8 de julio de 2017, de las obras de la primera parte de uno de los tres accesos previstos, el desdoblamiento en autovía de la carretera AS-19, desde el enlace de Lloreda, en la autovía del Cantábrico, hasta el semienlace de Veriña, 3,46 kilómetros, 43,7 millones de euros de inversión, fue seguida al poco tiempo de la paralización total, que continúa so pretexto de cambios en el proyecto, situación que no da la impresión de ser motivo de preocupación en los poderes públicos concernidos (esta paralización es singularmente dañina, porque las obras en Lloreda permitirían acceder a la autovía del Cantábrico en dirección a Villaviciosa sin necesidad de llegar a la rotonda del camino del Melón, en Tremañes, y dar la vuelta, como hasta ahora).
La Autoridad Portuaria de Gijón, como la de La Coruña, también recibió un préstamo de Puertos del Estado, 210 millones de euros en el caso gijonés. No hay noticia, sin embargo, de que a Barbón se le haya ocurrido exigir la condonación de esa deuda, como ha hecho Feijóo en la región vecina. Tampoco, que se sepa, está convocada una cumbre política para tratar en serio sobre los nuevos accesos por carretera a El Musel y el futuro de la fachada marítima de Gijón. Queda claro, pues, que Barbón no es homologable con Feijóo ni Feijóo, en relación con La Coruña, se asemeja a Barbón en relación con Gijón. Y en Gijón, silencio radio.
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