Buen viaje, querida Blanca
CONCHA QUIRÓS LIBRERA
Lunes, 15 de febrero 2021, 01:55
Cuando Iria, la hija de Blanca Álvarez, me llamó para decirme que su madre había fallecido, sentí un dolor difícil de explicar. Era la despedida ... definitiva de la escritora polifacética, de la mujer fuerte y dura de carácter, de alguien que decía las cosas a la cara, demasiado directas, a veces. Pero, sobre todo, sentí que me tocaba decir adiós a una amiga. Y eso duele. Y mucho.
Con Blanca viví sus últimos momentos, visitándola a menudo, cada fin de semana, cuando ella ya no era ella, la Blanca que yo conocí. Pero, a pesar de esa postrera fragilidad, mantuvo su talante firme hasta el último momento. Esa fuerza que, posiblemente, haya sido la que marcó el rumbo de su vida y le ayudó a sortear muchos obstáculos con los que se encontró.
Muchas veces hablamos de cuestiones de su vida íntima que, por supuesto, no voy a contar ni aquí ni en ningún sitio. En muchas ocasiones, discrepamos acerca de temas específicos. Pero si algo nos unió siempre fue el amor a los libros. Y ese amor permaneció en ella siempre, intacto.
Los sábados por la mañana iba a verla. «¡Léeme algo!», me decía. Y yo le leía retazos de algún libro. Así cada semana pensaba en qué podía leerle a la siguiente. Porque me exigía. No valía cualquier lectura al azar. Así era ella.
La poesía fue su amor primero. Pero no fue suficiente para una mente lúcida, ávida y con ganas de más. Así que se adentró en la novela negra, la erótica y la literatura infantil y juvenil, que le dio éxitos y premios. Y muchas alegrías.
Quizás ahora se vuelva a hablar mucho de una mujer difícil como persona y un poco olvidada como literata. Yo no puedo menos que pensar en muchas charlas y buenos momentos compartidos con ella y siento pena, pero también una gran suerte por haber tenido la oportunidad de contar con una amiga inteligente y que, aunque no lo demostraba demasiado, era capaz de dar mucho cariño y agradecimiento. Porque, aunque no lo decía muchas veces, me quería y con eso me quedo. Con eso y, como librera, con el deseo de que los lectores vuelvan a bucear en los libros que ella nos regaló. En su legado. Ese que, afortunadamente, es inmortal.
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