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Thomas Mann dijo que «si el fascismo llegase alguna vez a América, vendría de la mano de la libertad». Menos mal que lo dijo en ... 1941, porque ahora pocos se atreverían a decir una cosa así. Estaba impaciente por que tuviese lugar la entrega de los Oscar, ceremonia siempre tan proclive a hacer microdiscursos políticos aprovechando el altavoz mediático, pero no, esta vez y a diferencia de lo que sucedió durante el primer mandato, cuando más falta hacen, no los hubo. Solo un llamamiento en favor de Palestina. Es más fácil ser valiente cuando no corres ningún riesgo. Es probable que si yo estuviera en Estados Unidos tampoco hubiese publicado este artículo. Temería que fueran a por mí, como han hecho con jueces, fiscales y funcionarios. Tendría más cuidado al sentir que la venganza podría ser más que una remota posibilidad,
Estábamos tan acostumbrados a pensar que el icono de la extrema derecha era un señor con el pelo engominado hacia atrás y caracolillos en la nuca que nunca hubiésemos imaginado que pudiese ponerse un tocado de bisonte en la cabeza para atacar la sede de la soberanía popular en nombre de la libertad. Tampoco era una novedad. Hace más de medio siglo que los Ángeles del Infierno se servían de la simbología nazi para hacerse un hueco en la mitología Pop. Cuando fueron contratados como servicio de seguridad de los Rolling Stones en el festival de Altamont pareció una medida audaz y provocadora. Pero aquellos tipos duros a los que les gustaba el rock y la libertad apuñalaron a un joven de color por acercarse demasiado al escenario. Alguien escribió: «Unos blancos mataban a un negro, mientras otros blancos tocaban música negra».
Ahora Goebbels no usa corbata con pasador y brazalete, prefiere presentarse con camiseta y una gorra, confiando en que, como «ahora los medios sois vosotros» su realidad subjetiva se imponga definitivamente a la realidad objetiva. Con la ayuda de sus empresas. Cambiar el mundo de un plumazo es una idea tan atractiva como antigua, pero lo más sorprendente es que, aun con una motosierra en la mano, el voto latino fuese fundamental para lograr la presidencia, a pesar de la promesa de deportaciones masivas e inhumanas de latinos indocumentados. Pronto afectó también a los que estaban documentados. Es curioso el transfuguismo nacional de algunos ídolos del ultranacionalismo: ni Hitler nació alemán, ni Musk estadounidense. Se nacionalizó en 2002. Estas cosas tienen más que ver con la condición humana que con la conciencia de clase. La vida y las inclinaciones ideológicas son mucho más transversales de lo que parece. Es como suponer que entre la derecha no haya personas LGTBI por el hecho de que quienes hayan defendido sus derechos fueran los partidos de izquierda. Ernst Röhm, jefe de las Camisas Pardas del nazismo, era homosexual en la cúpula de un partido homófobo y Karla Sofía Gascón, defensora de la causa transgénero, se mostró tan xenófoba como era cuando creía que solo pedía justicia. Por no oír al gobierno israelí predicar contra el genocidio. Los que se quieren hacer pasar por buenos están llenos de incongruencias.
Lo más importante, si quieres ser el amo del mundo, no es hacer ojitos a los más ricos o a los parias de la Tierra, lo más importante es conseguir crear una corriente principal que parezca que vaya contra la corriente principal. Esto ya ha sido ensayado en una dirección y ahora empieza a tener un tremendo éxito en la opuesta. Hasta hace poco pensábamos que las herramientas digitales eran patrimonio de la juventud y de la gente más avanzada. La llave del porvenir. Hoy vemos que mucha gente dotada de una mente visionaria para encaminarnos hacia el futuro la tiene retrógrada para todo lo demás.
Para qué atacar con argumentos dirigidos al cerebro, que requieren un esfuerzo intelectual, si puedes hacerlo con insultos, dirigidos al corazón y que todo el mundo entiende. El insulto disfrazado de tesis resumida en una sola palabra. Para qué fiarse de lo que acabas de ver si te fías más de lo que te dicen las redes sociales que tú controlas como nadie. Galileo, la película de Liliana Cavani, comienza con un debate entre intelectuales en el Anfiteatro Anatómico de Padua. En la disección de un cadáver un médico muestra cómo la mayoría de los nervios nacen del cerebro y solo un pequeño nervio salía del corazón. Otro profesor argumenta que eso contradice lo que dijo Aristóteles, quien afirmó que los nervios nacían en el corazón. Un tercero asegura que «Puesto que, si el gran Aristóteles dijo lo contrario, pienso que tenemos buenas razones para dudar de nuestros sentidos». Galileo terció respondiéndole que «Si sentís frío no dudáis en abrigaros ¿o le preguntáis a Aristóteles si debéis hacerlo?». Todos sabemos cómo terminó el bueno de Galileo, quién fue bochornosamente irrespetuoso en el Despacho Oval, quién fue el agresor y quién la víctima. Como subrayó 'The New York Times': fue como si Roosevelt mandara a Churchill firmar con Hitler una paz incondicional y que entregara las reservas de carbón de Gran Bretaña a Estados Unidos a cambio de no recibir ninguna garantía de seguridad.
Cuando Europa empezaba a arder, hace casi un siglo, muchos se refugiaron al otro lado del Atlántico. Ahora, ¿dónde pueden ir? La Tierra se está convirtiendo en un lugar muy interesante para ser observada desde muy lejos por un marciano.
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