Los deberes de Roqueñí

Consolidar su vocación industrial con la captación de inversiones, impulsar su liderazgo logístico y asegurar la calidad medioambiental. Estos son los principios de la hoja ... de ruta de Nieves Roqueñí como nueva presidenta de la Autoridad Portuaria. Accede al cargo tras la inesperada marcha de Laureano Lourido y con recelos, no sólo desde los partidos de la oposición, sino también desde el sector portuario e industrial, y hasta de sus propias filas, pues cuestionan si está capacitada para desempeñar el puesto. Si el nombramiento es un premio de Barbón o un castigo para apartarla del Gobierno. Es la historia de siempre, tensionar y tensionar y poner el ventilador... embarrar el terreno de juego. Porque lo que es innegable es que Nieves Roqueñí es una persona muy formada desde el punto de vista académico para el puesto; doctora ingeniera de minas y reconocida profesora de la Universidad. También desde el punto de vista político atesora experiencia y ha tenido que curtirse en mil batallas de todo tipo, pues ha sido viceconsejera y consejera. Así que currículo no le falta. Una de sus primeras decisiones será nombrar director general, un cargo vacante desde hace cuatro meses y que no se comprende que aún no haya sido ocupado. Lo lógico es que el candidato para tan destacado puesto sea una persona que conozca el puerto, su funcionamiento y sus imbricados mecanismos de gestión. Que acierte con el nombre será fundamental, para que tanto ella como la institución tengan estabilidad. Porque de lo que nadie puede dudar ni un minuto es de la importancia de El Musel, motor económico de Gijón y, visto el discurrir de los acontecimientos, de Asturias. El futuro de la región pasará por sus muelles y el que no lo vea está ciego por desconocimiento o quiere estarlo por maledicencia. No está el escenario para juegos de politiquería, ni para poner palos en las ruedas, ni para que algunos se dediquen a defender sus reinos de taifas. Toca estar unidos y sumar.