Leer la crónica de mi compañero Marcos Moro en la edición de ayer, en la que titula que 'El proyecto del metrotrén a Cabueñes se ... encarece hasta 2,29 millones por el encargo de más estudios' me provoca una desazón terrible, que va en aumento cuando observo el subtítulo: 'Adif, sin previsión de inicio para la obra, ha tramitado el segundo modificado desde 2019 para monitorizar cambios en acuíferos'. Eso sí, lo sumarios son tranquilizadores. En uno de ellos dice: 'En junio se cumplieron 20 años del acuerdo entre tres gobiernos socialistas para extender el servicio ferroviario más al este'. ¿Saben cuándo se presentó el metrotrén? Yo se lo digo, que ya estaba en estos menesteres. Fue el 6 de agosto del año 2000, en la Feria de Muestras. Lo anunció el entonces ministro del PP Francisco Álvarez-Cascos y el metrotrén englobaba un ambicioso plan para los trenes de cercanías de la región y que afectaba a Gijón, Oviedo a Avilés. Se cumplió un cuarto de siglo ya. La tuneladora 'Noega' horadó todo Gijón. Hoy en día, el túnel está sumido en el abandono y me imagino en un estado de conservación pésimo. Recuerdo a unos chicos que sacamos en el periódico surcándolo en una lancha neumática. Del fiasco nos queda la estación provisional, inaugurada en 2011, y el 'solarón'. Así que para explicar toda esta comedia me quedo con la escena de 'Una noche en la ópera' y la frase de Groucho al camarero en aquel abarrotado camarote: Y dos huevos duros.
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