Se celebró la entrega de la 41 edición de los Premios Princesa de Asturias en el Teatro Campoamor de Oviedo, presidida por los Reyes de ... España, la Princesa Leonor y la infanta Sofía. Tras un tiempo de excepcionalidad, marcado por la pandemia, que impidió el pasado año honrar a los galardonados con el ceremonial de rigor, se pudo en esta edición volver a utilizar el tradicional escenario del teatro ovetense, con el público ocupando el 60% de las localidades. La emergencia sanitaria estuvo presente en las distintas intervenciones y el discurso del Rey Felipe VI también partió de la situación creada por la pandemia. Entre las biografías de los premiados destacaba un fuerte sesgo por la ayuda humanitaria: Amartya Sen, Premio de Ciencias Sociales, con los estudios sobre las hambrunas; Camfed, Campaign For Foreign Education, Premio de Cooperación Internacional por facilitar el acceso a la educación de millones de niñas en el África Subsahariana; José Andrés y World Central Kitchen, Premio a la Concordia tras cubrir las situaciones de emergencia alimentaria extrema; y el propio Premio a la Investigación a los siete científicos que descubrieron las vacunas que protegen a la población mundial del coronavirus. La atmósfera de la gala se movió en esas coordenadas, en las que también tuvieron acomodo el activismo feminista de Gloria Steinem, Premio de Comunicación y Humanidades; la vindicación de la competición deportiva desde algún tipo de discapacidad, realizada por Teresa Perales, Premio de los Deportes; la literatura comprometida de Emmanuel Carrère, Premio de las Letras, y las perfomances de Marina Abramovic, Premio de las Artes.
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Antes que el Rey tomó la palabra doña Leonor de Borbón, como presidenta de honor de la Fundación Princesa de Asturias. Felicitó a los galardonados y valoró las enseñanzas que tienen para ella, como estudiante de Bachillerato, así como para otros jóvenes. Encuentra en sus biografías motivos y alicientes para mejorar su formación y el estudio. Finalizó su intervención subrayando que tanto su hermana, la Infanta Sofía, como ella, tienen un especial afecto por Asturias y al llegar se sienten «en nuestra casa».
En las primeras palabras de su discurso, don Felipe de Borbón puso la atención en los nuevos comportamientos personales y compromisos colectivos que se evidenciaron en la pandemia, con una mención a los profesionales sanitarios, premiados el pasado año, y a los que volvió a referirse al final de su intervención. La problemática de un mundo donde los cambios se han acelerado con la emergencia sanitaria, transformando la sociedad, a la par que causando desequilibrios y tensiones, fue abordada por el Rey desde la perspectiva de una globalización de riesgos y desafíos, creando una mayor interdependencia que debemos asumir. Entre las enseñanzas para el futuro estaría, según el monarca, lo que cuesta alcanzar el bienestar en una sociedad y lo rápido que se puede perder. Don Felipe de Borbón afirmó que la crisis «nos ha hecho ver de nuevo una sociedad española, fuerte, responsable, madura, solidaria y con gran capacidad de recuperación». Al referirse a los científicos que lideraron la investigación de las vacunas, el Rey hizo una expresa petición de apoyo a la ciencia básica y la investigación científica, así como una denuncia del injusto reparto de las vacunas que priva a millones de personas de sus beneficios. El ejemplo de los premiados constituye un patrimonio cultural y moral universal que el Rey quiso volver a afirmar, así como recordar algunas enseñanzas esenciales: la fragilidad de los valores democráticos, la necesidad de una defensa constante, firme, consciente de esos valores. Felipe VI afirmó que el futuro depende de la responsabilidad, la solidaridad y la cohesión.
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