Compromiso de coherencia

La UE debe adquirir una autonomía amplia en su política de defensa, que acabe con el determinismo norteamericano, tanto dentro como fuera de la OTAN

Lunes, 13 de septiembre 2021, 20:57

Si los últimos rescoldos de la pandemia no frenan en exceso la recuperación socioeconómica, España puede no sólo recuperar los daños producidos por la crisis ... sanitaria, sino también definir el nuevo rumbo iniciado con la moción de censura de mayo de 2018, luego afianzada con los procesos electorales de 2019 con la constitución del Gobierno de coalición en enero de 2020.

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Es cierto que también las elecciones andaluzas primero y las madrileñas después, mostraron otras opciones diferenciadas del electorado en un país muy plural, sin olvidar las vascas y gallegas, con su propio cariz.

Pero, en concreto, parece que a nivel del Estado el Gobierno de coalición puede resistir todo el mandato y por ello marcar una línea de país progresista y avanzada, que desde ahora conviene formular adecuadamente.

En el campo internacional, la gestión inmediata de la nueva crisis afgana supone un operativo de emergencia que se debe saldar con eficacia y coherencia, pero sabiendo que eso no es más que la mera salida del escenario bélico anterior, sin que signifique ningún grado de alternativa al conflicto de fondo planteado por la guerra de 2001. Porque las intervenciones militares de entonces para imponer políticas o evitar movimientos y acciones radicales, carecieron del más mínimo esfuerzo democrático para asumir la realidad política de las poblaciones, pretendiendo modelar el mundo a su conveniencia.

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Con ese criterio es imposible generar alternativas estables y duraderas. Por eso el fracaso ha sido exponencial. Pero hoy, solo queda aceptar la situación y perfilar unas relaciones nuevas que permitan construir un marco normativo internacional de respeto a los derechos humanos y a las prácticas democráticas. Cualquier otro intento será un parche frente a la iniciativa de los talibanes en el poder, tal como señalaba Josep Borrell, responsable de política exterior de la UE, tras la victoria militar contra la coalición occidental.

Naturalmente, el cúmulo de refugiados que se va a provocar debe contar con los mecanismos adecuados en los países receptores para una integración apropiada. Sin embargo, esa opción, con ser respetable para quienes la ejerzan, nunca es la solución objetiva, puesto que el país deberá salir adelante con su población real. Por consiguiente, solo un nivel básico de diálogo y acuerdos podrá abrir un proceso de influencia mutua suficiente para que el interés común obtenga resultados favorables para el pueblo afgano en el futuro. En este contexto, por más que alarme la victoria talibán, no parece conveniente ceñirse exclusivamente a los parámetros basados en la experiencia de hace 20 años, sino que tendrá mucha mayor eficacia atender a los hechos actuales y establecer una sana dialéctica para afrontar la nueva realidad política.

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Otra lección importante para la UE, será adquirir una autonomía amplia en su política internacional y de defensa, que acabe con el determinismo norteamericano, tanto dentro como fuera de la OTAN. Lo que se ha comprobado en la intervención en Afganistán, donde el papel de UE ha quedado borrado por completo, aunque ahora se intente paliar con la operación salida sin rubor alguno.

Por ejemplo, en el caso de España, ha sido nula su participación política en la Coalición, a pesar del coste en vidas humanas aportado, sobre todo por la nefasta gestión de Federico Trillo respecto al accidente aéreo de nuestros militares en Turquía. Si en lo sucesivo vamos a tener algún papel dentro de la comunidad internacional, es cierto que debemos actuar con la implicación política correspondiente para ofrecer nuestra experiencia democrática y de interculturalidad.

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Por otro lado, las devoluciones a Marruecos de los menores presentes en Ceuta desde la crisis fronteriza del pasado mes de mayo, han fijado un modelo irregular que afortunadamente ha frenado la justicia, dejando en mal lugar al Ministerio del Interior y al Gobierno ceutí por no respetar la legalidad vigente. Nunca la complicidad de Marruecos, ahora interesado en agradar a España, va a ser suficiente para culminar el proceso de normalización necesario para superar las secuelas de la crisis provocada por ellos mismos.

Hay que reconocer la acción positiva de los actores contrarios a esas devoluciones: ONG especializadas, Defensor del Pueblo, Fiscalía y, dentro del propio Gobierno, Unidas Podemos, para provocar un cambio de política imprescindible. En ese aspecto es urgente que el Gobierno autonómico asegure un mínimo de bienestar personal para estos menores mientras se resuelve su situación.

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En tal sentido, denunciamos el comportamiento del obispo de Cádiz-Ceuta Rafael Zornoza por su insensibilidad, al negarse a ceder un lugar sin uso de la iglesia para el objetivo indicado. Es un mal ejemplo palmario, cara a la ciudadanía responsable, que nadie podría esperar de la actual jerarquía católica, en la que el papa Francisco defiende con perseverancia un compromiso social ineludible.

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