De excelencia social, y lo que queda por hacer
Constantino Álvarez
Lunes, 7 de julio 2025, 02:00
La semana pasada se celebró en el Centro Niemeyer, con la participación de una nutrida representación política, el 25 Aniversario de la Red Asturiana de ... Desarrollo Rural (Reader). Además de los dirigentes políticos, encabezados por el presidente del Principado y nuestra alcaldesa, el acto contó con más de 400 invitados. Así que una buena ocasión para sacarle brillo al Niemeyer.
Este programa de desarrollo rural ha movilizado hasta la fecha más de 300 M. de euros de fondos europeos, a los que tenemos que sumar la aportación individual a cada proyecto, superando así los 600 M. € de inversión total. En el balance presentado para la ocasión hay que destacar que dicha inversión ha impulsado 6.761 proyectos que generaron 2.686 nuevos puestos de trabajo y ayudaron a mantener otros 3.617.
Con la que está cayendo sobre el sector agrario asturiano, creo que es de justicia felicitar a todos los que aportaron su pequeño grano de arena a construir esa realidad. Pero a pesar de la euforia de la celebración y a pesar de reconocer que detrás de esos miles de proyectos hay una pequeña inyección de vida en los pueblos, la cruda realidad es que el desmantelamiento y abandono del campo asturiano es imparable.
Posiblemente a día de hoy en nuestra región ya estemos por debajo de las 1.300 explotaciones lecheras. Según datos del Ministerio de Agricultura, en los últimos 25 años hemos perdido más de la mitad (54%) de las ganaderías existentes a principios del presente siglo, a un ritmo de 1.000 ganaderías menos por año. El mismo día de dicha celebración, el presidente de ASAJA, Ramón Artime, ex compañero de fatigas cuando compartíamos actividad en el sindicalismo agrario, destacaba que dentro de 4 o 5 años, Asturias solo contará con 400 o 500 productores de leche. La verdad es que el panorama que describe del campo asturiano no puede ser más pesimista. Denuncia que «no hay relevo generacional porque no nos dejan vivir». Según relataba, son muchos los factores que hacen que la actividad agraria sea inviable, los precios, la competencia desleal de terceros países, el lobo, la rígida normativa medioambiental, la burocracia y por si fuera poco, la amenaza de la futura Política Agraria Común (PAC).
Ahora muchos de nuestros dirigentes políticos se lamentan del abandono del campo, sin reconocer los enormes errores que se cometieron en el pasado. Nuestra incorporación a la Unión Europea no fue en las mejores condiciones y algunas decisiones fueron nefastas. Tremendo error aplicar la misma política fiscal al típico «chigre» de pueblo de toda la vida que a la mejor cafetería de Oviedo. La medida de pagar «por módulos» cerró los verdaderos centros sociales de nuestras aldeas. Hoy la Unión Europea, reconociendo su error, financia con el 30% de subvención la inversión necesaria para recuperar los bares-tienda. Otro error que contribuyó al abandono, fue cerrar las escuelas y concentrar la actividad en los centros educativos de villas y pueblos. Primero marcharon los niños, después, tras ellos, sus padres. En la aldea quedaron los ancianos resistiendo mientras pudieron. Y ahora está de moda, también en nuestra comarca, los Colegios Rurales Agrupados (CRA). De nuevo volvemos a la escuela rural, cuando ya no tenemos ni niños ni pueblos.
Volviendo a la celebración del aniversario, destacar que como anfitriona, también intervino Mariví Monteserín. En su discurso, insistió en lo importante que es poner en valor la riqueza de nuestras producciones agropecuarias, entre otras causas por ser fuente de salud. También presumió, con razón, del Concurso de Ganados de San Agustín. Aprovechó para invitar a los asistentes a la 134 edición. Nuestra alcaldesa si de verdad quiere aportar para evitar el abandono del campo asturiano, creo que va siendo hora que pase de las palabras a los hechos. En varias ocasiones, estos últimos años, defendió el «enorme potencial» del sector agroalimentario en Avilés, anunciando medidas para consolidarlo, como fomentar el turismo gastronómico. Pero si no pasa de las palabras a los hechos, seguirá siendo un brindis al sol.
Una buena iniciativa, sería darle un lavado de cara a nuestro tradicional mercado de los lunes, con siglos de historia a sus espaldas (S.XV) y desde 1.880 en la Plaza Hermanos Orbón. Mejoraría su imagen unificar los toldos de los puestos como ya hicieron otros mercados y ampliándolo a la peatonalizada plaza de Pedro Menéndez. En otras ciudades con mercados similares, crearon un logo a modo de marca identificando el producto con el mercado. Seguro que en plan tormenta de ideas surgen infinidad de propuestas.
Termino con una reflexión, en la últimas movilizaciones agrarias europeas, los manifestantes coreaban, «Sin agricultores y ganaderos no hay alimentos» Tengámoslo siempre presente...
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