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Si Trump, y sus cosas, no fueran rigurosamente reales no serían creíbles. Es decir, si lo de Trump nos lo cuentan en una novela, película ... o serie de anticipación o ciencia ficción no nos lo creeríamos. El engendro adolecería del mínimo de verosimilitud que el género requiere para llegar al espectador y fracasaría precisamente por ello. Después de todos los 'antecedentes' de la trayectoria del propio individuo lo de la propuesta del 'resort', o lo que sea, para el futuro de Gaza no pasaría ni como broma a plena ingesta alucinógena, porque sobre más de cuarenta mil muertos no encaja broma alguna. Pero parece que no es broma. No lo dice para empezar a ponerlo en práctica mañana, pero sí lo dice como todo lo que suele decir, como parte de un programa entre desquiciado y delirante, del que nunca se sabe cuánto y qué de ello se cree el propio emisor.
Al margen de otros aspectos Trump ha inaugurado un estilo político más estridente, de momento, en la forma que en el fondo. Y precisamente revestirse de esa forma extravagante y supuestamente insumisa de estar en política le ha llevado al triunfo electoral al percibir muchos votantes empobrecidos y defraudados que este político no es uno más, que no templará gaitas como los políticos profesionales, que no temerá romper la baraja en beneficio de esa clase media norteamericana que se siente amenazada. Ya lo he dicho aquí antes: lo más paradójico de cuanto concierne al megarrico Trump es que parece haber sido elegido por los norteamericanos 'pobres' para que les libre de los miserables. Difícil prever hasta donde llegará en la realidad desde esa teatralidad grosera que parece sacada de una serie de política ficción de brocha gorda.
Y en Europa todos parecen estar de acuerdo: Europa habrá de despertar, toca remangarse, agrupémonos todos. Y, en este sentido, intuyo, porque lo que es saber no sé una palabra de un tema que me excede de largo, que sería un error y una claudicación seguir los designios de Trump en materia de rearme: la seguridad no será necesariamente proporcional a la cantidad de armas disponible, ha de ser algo bastante más complejo donde el factor esencial puede ser transmitir convicción acerca del compromiso europeo de la defensa total y absoluta de la territorialidad europea. Si ésta se identifica con la Unión Europea los puntos álgidos podrían ser las repúblicas bálticas, territorios que, como es patente, proceden de la antigua Urss y son directamente colindantes con Rusia.
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