Un momento estelar

Los que vivimos aquellos días difícilmente podremos olvidarlos. Ya fue toda una experiencia que la fase de ascenso se jugase en Gijón –algo por lo que peleamos mucho desde el Ayuntamiento– con un Palacio de Deportes estrenado tres años antes, lleno a rebosar y más de unos 7.000 espectadores absolutamente exultantes. Fueron necesarios dos partidos: el primero frente al Tenerife solo puede calificarse como agónico. pero se ganó; y en el segundo se derrotó al Alicante (69-68). Un solo punto que supuso una diferencia abismal ya que dos victorias suponían el ascenso a la élite del baloncesto español. Ya estaba en la cumbre aquel equipo de baloncesto sólido por el que tantos años llevaban peleando muchos aficionados incansables, un equipo joven formado mayoritariamente por jugadores asturianos y dirigido por el entrenador Bill McCammon. Inolvidable y casi increíble.

Además hay que tener en cuenta que el éxito del Gijón Baloncesto se produjo en una ciudad con un ambiente deportivo de pura efervescencia, con equipos de numerosas disciplinas en las élites de sus deportes. Efervescencia que, por otra parte, también se vivía por todo Gijón. 1995 fue un año de hitos para nuestra ciudad: la Exposición Astures, la reapertura del Teatro Jovellanos tras su reforma integral, la creación de la playa de Poniente, la inauguración del campo de golf municipal de la Llorea… Y el concierto de los Rolling Stones ¿Qué más se puede pedir?

No voy a negar que me haría muy feliz que la gente del baloncesto de Gijón recuperara esa energía y volviésemos a vivir momentos tan apasionantes como el ascenso a la ACB de 1995.