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Vivimos la era de las telecomunicaciones, de los teléfonos satelitales, de la instantaneidad de las noticias, pero el Vaticano sigue sirviéndose de la chimenea y ... el humo que propaga para informar al mundo bien de que tenemos un nuevo Papa o de que los cardenales todavía no se han puesto de acuerdo en su elección y, por lo tanto hay que mantener la paciencia y esperar; esperar con la seguridad de que, al final, la Iglesia elegirá a un sucesor de San Pedro y, después de más de dos mil años, de Francisco, el Sumo Pontífice recién fallecido, que hablaba y escribía los sagrados documentos en español.
La rústica chimenea que desde el tejado que protege tesoros como el de la fe y el arte más hermoso, es algo más que la imagen de una tradición secular, bien mirado es el símbolo de que la Iglesia mantiene sus principios y tradiciones; pase lo que pase en la tierra, ella cambia lentamente con la evolución de los tiempos, pero al final en su esencia siempre sigue siendo la misma. El Cónclave en el que ciento treinta y tres cardenales de diferentes etnias, idiomas y culturas se reúnen, lejos de ser una rutina desfasada para la modernidad, continúa despertando un interés realmente impresionante. Y no sólo por los millares de personas que desde la plaza esperaban durante horas a que el humo anunciase la buena nueva, el tradicional 'Habemus Papam'.
Tanto la muerte como los funerales por Francisco concentraron un número de reyes, jefes de Estado y de Gobierno sin precedente, como los días previos al Cónclave y los de su celebración han tenido una cobertura internacional inesperada. Los medios de comunicación, y no sólo los de países de tradición cristiana como Italia, España, Francia o Portugal, desplegaron una atención periodística equiparable a la de los más grandes acontecimientos. En los Estados Unidos las cadenas de radio y televisión le dedicaron muchos minutos y los periódicos impresos y digitales, páginas enteras. 'The New York Times', el más representativo de los periódicos diarios, le dedicó en días sucesivos más de veinte titulares, algunos a página entera, una decena de columnas de opinión y al menos cinco fotografías de los actos.
Por primera vez después de años en que muchos opinaban que la Iglesia Católica estaba perdiendo seguidores, se ha demostrado que no es cierto. Los conserva en Europa y América, tanto del Norte como del Sur, y los está ganando en África a pesar de la expansión del Islamismo, que cada vez más interfiere en la política de los países y tienta a muchos hombres con la tolerancia de la poligamia. El color de la piel de los cardenales que asistieron al Cónclave, uniformados con el solideo rojo, ha sido una exhibición de la Iglesia universal que sobrevive a los tiempos. El Papa recién estrenado, al igual que sus predecesores, asume una misión más delicada que la cuadratura del círculo: acompasar sus principios inalterables con la evolución de las nuevas tecnologías, representada por la inteligencia artificial.
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