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La Semana Santa no tiene buena fama meteorológica y este año no ha sido una excepción. En fin, qué se va a hacer… ya sabemos ... el refrán 'abril aguas mil'. Y sí, la lluvia no ha faltado ni un solo día en la mayor parte del territorio peninsular y en menor medida, también en Baleares y Canarias. Eran muchos los españoles y turistas extranjeros que rezaban porque el sol que precedió a las jornadas religiosas se hubiese prolongado hasta este domingo de Pascua.
No fue así, pero los chaparrones y chubascos que con tanta frecuencia obligaron a sacar los paraguas o refugiarse en los portales más próximos no fue un obstáculo para que muchos millones de personas circulando por las carreteras o viajando en aviones, trenes y barcos alcanzaron un récord oficial de desplazamientos. La Semana Santa es una de las tres vacaciones –junto con las navideñas y las del verano– más esperadas por quienes habitan en las grandes ciudades y necesitan descanso.
Los atascos que las inclemencias del tiempo agravan, suelen ser un problema que inhibe aunque no disuade. También ocurre con el lleno de los hoteles y la exigencia de reservar con mucho tiempo los restaurantes si no se quiere quedar sin comer. La realidad, sin embargo, da la impresión que el dinero se estira mientras los destinos se multiplican. Las ciudades con procesiones clásicas como Sevilla, son los destinos preferidos y donde los visitantes más lamentan los chaparrones que las frustran.
En Madrid, donde también se celebran procesiones que, dicho sea de paso cada año se cuidan más, el vacío de coches y peatones ya no es lo que era. El éxodo que irradia en todas las direcciones es cada año mayor, como demuestran las cifras del tráfico, y la razón es que también es el centro de atracción que muchos visitan para disfrutar de sus atractivos, teatros, musicales, museos, etcétera. Algunos negocios cerrados recuerdan la tradición, aunque no afectan a los atractivos que más disfrutan los visitantes y entre ellos muchos extranjeros.
Caminando por la Gran Vía, la Puerta del Sol o la Plaza Mayor era casi más frecuente escuchar hablar más idiomas extranjeros que español. Es sin duda una suerte que a pesar de tantos problemas como hay que afrontar, el turismo no descienda. Y eso que cada vez son más los lugares que ofrecen atracciones que merece la pena conocer. Claro que esa conjunción de gastronomía, playas, seguridad y en estos días procesiones, es un conjunto que no hay quien mejore.
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