La sociedad civil, también
También la sociedad civil se está sumando al manifiesto de Regeneración Democrática del que estos días pasados se ha hecho eco la práctica totalidad de ... los medios de comunicación, tanto nacionales como locales, periódicos –impresos y digitales–, emisoras de radio y televisión. Los titulares, lo mismo que refrendaron con sus opiniones muchos tertulianos, han polarizado lógicamente el interés, además del contenido de los nombres en su mayor parte conocidos, de algunos de los antiguos cargos socialistas que en otras etapas ocuparon puestos importantes, desde ministros, diputados, expresidentes del Senado pasando por el exfiscal General del Estado, Eligio Hernández.
Pero entre esos nombres que recoge la lista, encabezada por Juan José Laborda, ex presidente de la Cámara Alta, están otros muchos miembros destacados de la sociedad civil Adela Cortina o la asturiana Amelia Valcárcel, dos de las voces más relevantes del pensamiento actual. Puede decirse que la lista abarca todos los segmentos de la sociedad y de la geografía nacional, desde catedráticos, científicos, empresarios, diplomáticos, periodistas, entre ellos Juan Luis Cebrián, fundador de 'El País', trabajadoras en las actividades más variadas, científicos y un largo etcétera. No puede hablarse de un espectro específico. Las diferencias desaparecen cuando se trata de solidarizarse con el objetivo del manifiesto: la convocatoria de elecciones anticipadas.
Un manifiesto que expone las razones que justifica la llamada de atención, correcta y bien fundamentada, sobre la gravedad de la crisis política que se está viviendo, con el consiguiente peligro para la democracia. Y no sólo una crisis que podría parecer nacional y coyuntural, también habría que añadir el desprestigio internacional que está provocando la persistencia agravar los problemas del Gobierno, sacrificando muchos de los valores entre ellos la imagen de España, su cultura y prestigio económico en el resto del Mundo. Unos valores logrados por una sociedad libre a lo largo de las décadas en que se venía consolidando la democracia tras el final de la Dictadura. No se trata sólo de un diagnóstico de los múltiples problemas que se han venido acumulando, también de la necesidad de buscarles soluciones urgentes antes de que sigan aumentando.
Y la conclusión bien razonada del manifiesto pasa, como decía, por unas elecciones generales que permitan la expresión en las urnas de todos los españoles y la posterior constitución de un nuevo Parlamento en el que estén reflejadas todas las ideas y de un nuevo Gobierno que despierte confianza y garantice la igualdad y libertad siempre de acuerdo con la Constitución. La política es imprescindible, entre sus obligaciones es escuchar las opiniones de la gente y el resto a las de los demás.
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