Discurso de Pedro López Ferrer, Socio de Mérito Unión de Asociaciones de Ingenieros Técnicos Industriales
Pedro López Ferrer
Sábado, 7 de junio 2025, 22:32
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Pedro López Ferrer
Sábado, 7 de junio 2025, 22:32
Ilustrísima alcaldesa de Gijón, Viceconsejero de Industria, Directora de la EPI, Decano del Colegio de Ingenieros Técnicos Industriales, Decano del Colegio de Ingenieros Industriales, Decanos ... de los Colegios de Baleares, Vizcaya, A Coruña, León, La Rioja, Ciudad Real y Burgos, Presidente de MUPITI, Representante de la Cátedra Media Lab, autoridades, homenajeados, compañeros, señoras y señores, amigos todos buenas noches.
La distinción de Socio de Merito que hoy se me concede tiene su germen en al año 1957 cuando un joven de 18 años, nacido en Piñeres de Pría, empezó sus estudios universitarios en la Escuela de Peritos de Gijón finalizándolos en el año 1962.
Momento desde el cual abrazó, amó y defendió la profesión con ahínco más de 40 años desde todas sus responsabilidades, incluyendo la Secretaría del Colegio de Peritos e Ingenieros Técnicos Industriales durante 21 años.
Ese germen que plantó y cuajó, inculcándonos a todos sus hijos en forma de ejemplo, dedicación y pasión siempre ha estado presente en mi vida de manera permanente.
En casa no existía nada mejor que estudiar y para que tengan una dimensión real de lo que les quiero trasmitir permítanme retroceder 43 años al hogar familiar.
Con mis 18 años acababa de finalizar el COU, la pertinente selectividad y expliqué en casa que me gustaría estudiar INEF. Por aquel entonces andaba, todavía ando, muy emocionado con el deporte, era jugador, entrenador y el deporte me parecía lo máximo.
Lo comenté en casa y papá que tenía claro cuál sería su consejo me indicó que esa carrera le encantaba, que me venía como anillo al dedo y que, por supuesto podía estudiarla, pero con un importante matiz…
Y cito literalmente.
«Pedro, hijo, primero acabas Ingeniero Técnico Industrial o Ingeniero Industrial y luego haces la carrera que quieras. Libertad absoluta para estudiar lo que quieras, pero con 6 hermanos que tienes, la única herencia que recibirás de tus padres será tu carrera».
En aquel momento a mi hermana Isabel ya le había pasado algo parecido y luego la historia se repitió con Belén, Javier, Alfredo y Alejandro. Seis de sus siete hijos pudieron estudiar lo que quisieron, después de acabar Ingeniero. Se le escapó Begoña que estudio económicas y que actualmente trabaja de «Ingeniero».
El comentario anterior merece un importante matiz para regocijo de mi amigo Esteban Rico. Isabel, Belén, Alfredo y Alejandro son Ingenieros «Superiores», término que siempre me emocionó especialmente. Ingeniero Industrial Superior, que además en mi experiencia «casera» tienden a casarse entre ellos formando, permítanme la broma, familias con hijos «superiores».
Actualmente el germen del que les hablo, el bicho que papá nos inoculó hace más de cuatro décadas hizo posible que después de mis cinco hermanos, hayan también finalizado la carrera de ingeniería mis dos hijos, Pedro y Alicia, (que he tenido a medias con mi amada Marta, que merecería un capítulo aparte), y mis dos sobrinos Alvaro y Patricia, y además tengamos en el horno familiar actualmente a Lucia 3º, Teresa 2º, Cristina 1º y próximamente a Sara que finalizó su PAU esta misma semana. 11 titulados y 4 en el horno. Un bicho bueno injertado con pasión y eficiencia por ese equipo tan grandioso que formaron durante más de 62 años papá y mamá.
Que puedo decirles por lo tanto de lo que significa en mi familia la Ingeniería en general y la Ingeniería Técnica Industrial en particular, ahora Grado en Ingeniería.
Una profesión apasionante, transversal, implicada e imbricada en todos los aspectos de nuestra vida. Una profesión que genera riqueza, que está en la vanguardia del desarrollo, de la economía productiva, que ha tenido siempre un papel determinante en nuestro Principado de Asturias y en nuestra nación.
Que tendrá muchísimo que decir en los nuevos retos industriales que debemos afrontar, que estamos actualmente afrontado; energías renovables, sistemas de almacenamiento de datos, inteligencia Artificial, organización industrial, etc.
En lo grande y en lo pequeño, abrir un negocio, habilitar un local, legalizar una instalación por pequeña que sea.
Hay muy pocas actividades que no necesiten de la participación de un ingeniero, y esa capacidad nos proporciona una transversalidad, una visión 360 grados que explica, en buena medida, la gran cantidad de Ingenieros Técnicos Industriales que se convierten en emprendedores.
Creo que es importante tener en cuenta que ser competitivos en el mundo empresarial actual consiste, en buena medida, en elegir aquellos proyectos que nos permitan aprovechar las ventajas que nos ofrece un mercado global, tecnológico e innovador. Un mercado más complejo, con nuevos modelos de negocio y nuevos patrones de consumo, con nuevas tecnologías y procesos digitales, pero también con muchas más oportunidades para crecer. Un ecosistema en el que nuestra profesión se desenvuelve bien.
Y todo esto con la inmensa fortuna de contar aquí en Gijón, con la EPI, una universidad absolutamente puntera que amuebla como nadie las cabezas de sus estudiantes para que al salir al mercado laboral puedan enfrentarse a casi cualquier reto.
La EPI ha sido y es canalizadora del talento, y, en términos generales, ha sabido formar buenos profesionales y buenos emprendedores. Por eso, quiero insistir en la necesidad de reforzar las relaciones entre el mundo empresarial y el universitario para que éste tenga la flexibilidad suficiente que le permita ir adaptándose en función de las necesidades de nuestra economía y nuestra sociedad.
El mercado laboral sigue apostando por los Ingenieros Técnicos Industriales, gracias a la combinación de su formación y su capacidad transversal para adoptar diferentes roles en producción, logística, gestión de proyectos, seguridad o calidad.
Hoy nuestro colegio ha reconocido el trabajo de muchos compañeros con 25 y 50 años de profesión. Estar orgullosos de ello, tenemos una profesión apasionante y si hace más de 60 años fuimos determinantes en el despeje de nuestra querida Asturias, los retos que ahora debemos afrontar no son menores y las oportunidades que se nos ofrecen son apasionantes. Estamos frente a una nueva revolución en la que sin duda volveremos a ser protagonistas.
Por ello debemos estar unidos, debemos de estar colegiados, sentirnos exactamente lo que somos, un colectivo importante y relevante. Debemos defender nuestra profesión del intrusismo, porque hoy todos quieren ser ingenieros gracias seguramente a la combinación de nuestra formación y nuestra capacidad para adoptar diferentes roles, y reitero, el colegio es un instrumento imprescindible para defender nuestra profesión.
Querido Diego, hace muchos años acuñé un término que define un momento máximo de felicidad, lo llamé «momento mágico», una circunstancia en la que estás tan feliz que no quieres que se acabe. Yo viví uno de esos momentos el día que me comunicaste la concesión de esta distinción. Gracias por ello a ti y a tu mujer Marta por proporcionarnos ese agradable momento mágico.
Finalizo ya, agradeciendo a mis hermanos, a mi padre y a mis hijos su presencia hoy aquí, y a toda la junta rectora por haberos acordado de mí para recibir esta importante distinción, que sin duda alguna intentaré honrar con la responsabilidad que conlleva.
Marta, mi mujer, merece un capitulo parte, te quiero mucho.
Muchas gracias a todos.
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