La sociedad solo puede avanzar cuando la toma de decisiones, también en el ámbito político, se basa en hechos y en metodologías rigurosas. La creación ... de conocimiento tiene sus procedimientos y, gracias a ellos, hemos conseguido hitos como erradicar algunas enfermedades, enviar naves al espacio o hablar y vernos a distancia con un dispositivo que cabe en el bolsillo. En el ámbito de la economía y las ciencias sociales, los prejuicios ideológicos tienen tanto peso que, en ocasiones, llegan a ocultar lo que los datos y los hechos pueden aportarnos. Por ello, son muy bienvenidos estudios como el de Hope y Limberg, dos investigadores del King's College de Londres, publicado en la revista académica 'Socio-Economic Review', en el que se muestra el efecto que las rebajas sustanciales de impuestos a los ricos tienen sobre la economía. Este es un tema controvertido, pero que los investigadores alejados de la pugna política han sustanciado con claridad. En este trabajo, estudiaron reducciones impositivas en 18 países de la OCDE a lo largo de 50 años, utilizando innovadoras herramientas estadísticas que permitían inferir efectos causales y un indicador integral que abarcaba impuestos sobre ingresos, capital y patrimonio. Sus conclusiones no dejan lugar a dudas: por un lado, y como era esperable, estos recortes incrementaron la desigualdad de ingresos de modo persistente. Una consecuencia adicional es que la codicia, es decir, la intensidad de la pugna por llevarse una porción más grande en el reparto de rentas (por ejemplo, a costa de los ingresos salariales de los trabajadores) se incrementaba, ya que al tener menos tasación, la apropiación de una parte mayor del pastel por parte de los ricos se hacía más apetitosa. Por tanto, no solo incrementaba la desigualdad, sino que dinamitaba la paz social y dificultaba la negociación y resolución de conflictos.
En segundo lugar, una importante conclusión es que estos regalos fiscales a los más adinerados no producían ningún efecto apreciable en el crecimiento económico. Contrariamente a lo que sostienen los defensores de las rebajas a las rentas altas, más dinero en manos de los más ricos no beneficia el desarrollo de las economías nacionales en términos de PIB per cápita real.
En tercer lugar, se deduce de los datos que tampoco se produce ningún efecto sobre el desempleo. Eliminar impuestos a los ricos no crea trabajo.
El artículo, por tanto, desmonta la falacia del «efecto derrame», contradiciendo la idea de que reducir impuestos a los ricos beneficia a la economía en general, apoyando en cambio que estos recortes concentran el ingreso sin estimular el crecimiento.
Esas son las conclusiones basadas en los hechos. Todo lo demás es ruido e ideología que pretende beneficiar a los más adinerados.
Afortunadamente, siendo la política fiscal una herramienta indispensable para alcanzar la justicia social, el bienestar de la mayoría y el desarrollo económico sostenido y sostenible, existen alternativas a esta práctica que se ha demostrado ineficaz y perniciosa. Hablamos de la vía fiscal asturiana.
¿En qué consiste? En concentrar las rebajas impositivas en las clases media y trabajadora, al tiempo que se garantizan los ingresos para sostener y mejorar el estado de bienestar y los servicios públicos. Así, sin sufrir menoscabo en los derechos de la ciudadanía, sin reducir la calidad de nuestra sanidad o educación, se construye un sistema progresivo en el que quien más tiene, más contribuye. Ejemplos de esto son la deducción para gastos vitales de los trabajadores menores de 35 años, y las que afectan a la vivienda o a las familias con hijos.
El anuncio hecho por el consejero de Hacienda de una rebaja del IRPF para la mayoría social, es decir, para las clases media y trabajadora, incide en esta misma línea y profundiza en la justicia y progresividad de la vía asturiana. Es una buena noticia, y los resultados económicos de la región, con una creación de empleo sostenida, con un incremento en la creación de empresas, con aumento de la renta per cápita, con creciente captación de inversiones, mientras avanzamos en derechos sociales (sin ir más lejos, con la creación de la red autonómica de escuelas de 0 a 3), indican que vamos por el buen camino. El otro, el de los regalos fiscales a los contribuyentes de rentas más altas, se ha demostrado erróneo y lleno de efectos perniciosos para la economía y el bienestar.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.