Un ejemplo de actitud vital

Su final ha sido muy duro, especialmente para ella, muy consciente de su difícil situación, pero también para su familia y sus amigos. Un final muy divergente a su trayectoria vital porque Juana ejemplo de mujer enérgica, comprometida, luchadora y solidaria.

Se convirtió en una de esas personas imprescindibles que te encuentras en la vida, en un referente por su actitud vital. Sin su ejemplo, sin sus vivencias, sin sus consejos, sin su cariño, ninguno de quienes la conocimos y compartimos vida con ella seríamos hoy como somos.

Su carácter enérgico y solidario la llevó a asumir desde muy joven un compromiso intenso por mejorar la condiciones de vida de sus vecinos y vecinas. Y lo hizo desde el compromiso ciudadano, involucrándose con plenitud en el movimiento vecinal. Muy pronto entendió que la mejor forma de transformar la sociedad era implicándose en la acción política. Y comenzó a militar en el Partido Socialista Obrero Español en un momento en que ser socialista no era sencillo. Trasladó a la política ese entusiasmo ante la vida que la caracterizó como persona. Un entusiasmo que la llevó a dedicar su tiempo y toda su capacidad a abrir nuevos espacios de libertad y de cohesión social.

Se convirtió en una de esas personas que fueron ejemplo de la nueva sociedad que se abría durante la transición. Y lo materializó asumiendo importantes responsabilidades institucionales. Primero en el Ayuntamiento de Avilés como concejala y, posteriormente, en la Junta General del Principado de Asturias como diputada.

A su tenacidad se deben algunos de nuestros grandes equipamientos educativos: desde el Colegio de Versalles a los centros de enseñanza preescolar, sin olvidar el Colegio del Quirinal. Supo incorporar Avilés a la etapa educativa expansiva impulsada por el Gobierno de España con la imprescindible colaboración y complicidad de nuestro querido y añorado Tini Areces, entonces al frente del Ministerio de Educación en Asturias, otro de nuestros referentes vitales.

Su inteligencia, su compromiso con la justicia y su concepción de la política como instrumento de transformación social, impregnó todas las responsabilidades que asumió y a las que se consagró, con el respeto y cariño de quienes compartían horas de trabajo y compromiso a su lado.

Pero Juana Mari fue ante todo una mujer entregada a la vida, con firmes convicciones, que supo exprimir cada segundo como si fuera el último. Nos contagiaba su arrolladora vitalidad y siempre nos dejaba muy claro que, por encima de las dificultades del momento, siempre existe un motivo para creer en el futuro. Se mostraba firmemente convencida de la fuerza del colectivo y de que el futuro se construye con actitud, confiando en nuestras capacidades y con trabajo diario.

Su ejemplo vital es hoy un aliciente para creer en nuestro futuro como sociedad. Juana supo demostrarnos la importancia de liderar nuestra vida como forma de alcanzar los sueños individuales y colectivos, siempre con la rebeldía de no dejarnos llevar por las vicisitudes del momento.

Por Juana Mari, por su memoria y por su ejemplo, seguiremos liderando ese compromiso colectivo que ella inició, junto a otras grandes personas de esta ciudad, que nos ha permitido consolidar Avilés como una ciudad orgullosa de su pasado, comprometida en su presente y convencida en su futuro. Su ejemplo vital nos acompañará para siempre.