Empoderamiento paleto
Presumir de saber de todo aunque no se sepa de nada y hacer de la ignorancia erudición. Y todo ello, por supuesto, a través de una pantalla. Estas son solo algunas de las principales características de los nuevos listos del mundo
Opinar de todo y en todos los foros posibles y/o permitidos. Dar un dictamen, normalmente negativo, destructivo incluso, sin ser acompañado de solución o ... reflexión útil alguna y, por lo tanto, inservible, sobre cualquier tema, sea de la índole que sea o de la gravedad que sea -lo mismo se juzga el último cambio de 'look' de un famoso que los bombardeos en la Franja de Gaza-, porque el dedo siempre está listo para teclear una valoración.
Arreglar los problemas del mundo, de la galaxia en realidad, a base de frases hechas y citas de internet sin atribuir autor, que así se parece más listo. He visto a personas adjudicarse citas tan célebres, tanto, que pretender esgrimirlas como propias no solo es absurdo, también muy obtuso. Hasta citas de Shakespeare o Napoleón ¿Se lo imaginan? Las introducen con un «como siempre he dicho…» y, venga, a otro foro a enjuiciar. Quizá la más utilizada sea la afamada «el hombre es un lobo para el hombre», popularizada por Hobbes, que no creada por él, y que se aprovecha para todo. Lo mismo se emplea para departir de la pandemia que de la última película de Marvel.
Presumir de saber de todo aunque no se sepa de nada y hacer de la ignorancia erudición. Y todo ello, por supuesto, a través de una pantalla. Estas son solo algunas de las principales características de los nuevos 'listos' del mundo, que parecen muchos pero que es solo por una cuestión de conceder poder a lo que no lo tiene. Ya verán.
Seguro que conocen a personas cuya forma de hablar, opinar, etc. les evoca todo el tiempo a alguien enfadado, alguien en contra de todo porque todo está y se hace mal. Bien, ahora imagínenlos con una cuenta, por ejemplo de Twitter. Supongan también que se han dado de alta en un periódico para opinar en las noticias. Ahí los tienen. Son el típico y antiguo 'listo' de bar, el pesado, al que se observaba de lejos, con lástima, porque sus ideas para arreglar conflictos o problemas eran no solo sonrojantes sino que demostraban sus pocas luces. Necedad desvergonzada y atrevida que campaba a sus anchas entre miradas displicentes que le ignoraban porque, por fortuna, aquellas opiniones tóxicas no iban a llegar más allá de la puerta.
Ese individuo ahora tiene Twitter y comparte las mismas opiniones, pero por la red. Son, como digo, las mismas que antes ignorábamos porque eran venenosas, inservibles, deplorables, ridículas y fuera de sitio, pero que al presente, de forma irracional, instintiva, nos lanzamos a responder y debatir dándole visibilidad a la ocurrencia de turno porque la polémica, la bronca, es favorecida por el algoritmo de las redes.
Como este 'listo', hay otros, pero no son tantos como creemos, si bien, nosotros, con nuestra decisión de rebatirles, les hemos dado categoría y alas para ser cada vez más vehementes, más feroces, sin importar si sus juicios tienen un ápice de sentido común o simplemente de sentido. Y también han sido nuestros gobernantes quienes les han empoderado al decidir que las redes son un lugar donde hacer política, donde responder o no en función de si quien lanza sus sentires es de tu ideología o no -pese a las barbaridades que se exponen-.
Así, entre todos, unos por desconocimiento, algunos por buenísimo y otros por puro interés, hemos engrandecido la necedad. Hemos permitido que se enaltezca la inopia, la mala educación y el paletismo. Somos los culpables de que en este momento parezca que los 'listos' son legión porque hemos olvidado que un memo (pueden sustituir memo por el adjetivo que prefieran) con Twitter sigue siendo un memo, y que muchos memos con Twitter siguen siendo memos y que, esto es de un refrán clásico donde los haya, «no hay mayor desprecio que no hacer aprecio».
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