Estrategia industrial
El plan de transformación del sector solo será factible con una cobertura suficiente y eficaz de los fondos europeos
El Gobierno, la Fade, UGT y la Universidad de Oviedo han dado el visto bueno a un documento que recoge la Estrategia Industrial de Asturias ... 2030 sobre el que llevaban nueve meses trabajando. El texto acordado gira en torno a cuatro ejes, la sostenibilidad, la digitalización, la competitividad y la inclusión social y territorial. Coinciden con los objetivos marcados en los Fondos Next Generation UE que transfieren recursos para la transformación digital, la transición ecológica, la cohesión territorial y la igualdad. A ello se suma en la estrategia asturiana la búsqueda de la competitividad que vendrá propiciada por aumentos sostenidos de la productividad, única manera de lograr crecimiento económico, aumento de empleo y mejoras salariales. En caso contrario, estrategias y planes quedarán reducidos a mera literatura. Para lograr los objetivos se detallan algunas ideas como el fortalecimiento de la I+D+i, la agilización y simplificación administrativa, la potenciación de la proyección de Asturias en el exterior, la captación de fondos europeos, el desarrollo del área metropolitana o la aprobación de las leyes de industria y proyectos estratégicos.
Los agentes sociales han criticado el documento por falta de ambición, calificándolo de texto básico o de mínimos, que no establece prioridades. Les hubiera gustado que recogiera más medidas concretas. CC OO no acudió a la última reunión, absteniéndose de firmar el documento porque a juicio de esa central sindical no responde a la emergencia industrial que sufre Asturias, al reducirse el texto a una mera declaración de intenciones. Los grupos parlamentarios de la oposición, sin excepción, descalificaron el acuerdo con argumentos alineados con las críticas de los agentes sociales, a las que añadieron la falta de consenso con las fuerzas parlamentarias. Es cierto que en el documento pactado no abundan las concreciones. El elemento sobre el que pivota la transformación energética e industrial es el hidrógeno verde, como gran vector energético alternativo que puede cubrir las limitaciones de la energía eólica o solar, en días sin viento o en las horas nocturnas, al tratarse de un gas almacenable. Ese almacenamiento permitiría opciones muy versátiles como las pilas de hidrógeno, que reemplazarían a los motores de combustión en el transporte o aplicaciones en la industria química y la metalurgia. La apuesta por el hidrógeno verde cuenta con el compromiso de la iniciativa privada, con proyectos como el que van a desarrollar Enagás y Naturgy en El Musel, aprovechando la regasificadora para almacenar el hidrógeno resultante de la electrolisis.
La insatisfacción ante la estrategia industrial está más causada por los reveses sufridos en los últimos meses que por la literalidad del documento. El estatuto de los consumidores electrointensivos fue un jarro de agua fría para empresarios, sindicatos y partidos políticos. A ello se suma que hace cinco meses se firmó la Alianza por la Industria, un acuerdo que contiene un conjunto de propuestas para reducir el coste energético de las electrointensivas sin que hasta ahora haya producido ningún fruto. El Gobierno central no ha mostrado ningún interés por conocer unas medidas que tienen el respaldo de todos los grupos parlamentarios -con la excepción de Podemos-, los agentes sociales, las tres Cámaras de Comercio y la Universidad de Oviedo. Los sindicatos ya han realizado dos movilizaciones exigiendo una política que contemple las necesidades del sector industrial asturiano, sin que el Ministerio de Industria se haya dado por aludido. La estrategia industrial con el horizonte 2030 se podrá desarrollar en la medida que se cuente con los fondos europeos en la cuantía esperada. El Principado tiene en cartera 205 proyectos que movilizarían 16.460 millones de euros, entre recursos públicos y privados. ¿Mostrará, por fin, el Gobierno de Pedro Sánchez sensibilidad ante las necesidades de la industria asturiana?
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