Merecemos un Gijón mejor
Fran López
Miércoles, 12 de marzo 2025, 01:00
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Fran López
Miércoles, 12 de marzo 2025, 01:00
¿Es este el Gijón que queremos? ¿Es este el Gijón que merecemos? Día tras día, las mismas preguntas y siempre la misma respuesta: Gijón, ... no te reconocemos. Extrañamos la ciudad que fue un referente cultural, social y económico en la España verde. Hoy, nuestro concejo carece de dinamismo, avanza por inercia y se encuentra en la desesperanza. Y la responsable tiene nombre y apellido: Carmen Moriyón.
Sus primeros ocho años al frente del Ayuntamiento de Gijón se tradujeron en parálisis y retrocesos, evidenciando su incapacidad para gobernar. En estos casi dos años de su segundo mandato, los fracasos y las decisiones incomprensibles continúan acumulándose.
Vayamos por partes. Empecemos por la ética, la raíz de casi todos sus problemas. Resulta inaceptable que una alcaldesa no se dedique a tiempo completo a gobernar y que anteponga su labor en una clínica privada a las urgencias de la ciudad. No nos cansaremos de repetírselo: si su pasión es la cirugía, abandone el Ayuntamiento y céntrese en lo que realmente se le da bien. Todos se lo agradeceremos.
Y poco hablamos del bochorno que supone la condena a devolver 31.000 euros suscritos por la alcaldesa para usos indebidos. Una conducta que el Tribunal de Cuentas califica como una «actuación antijurídica y gravemente negligente». Tiene suerte la señora alcaldesa de que hoy en día el foco de la actualidad cambie cada 24 horas, pero aquí estaremos para recordar esta irregularidad que sigue manchando el nombre del Ayuntamiento de Gijón.
Pero lo realmente alarmante es la inacción en los grandes proyectos estratégicos anunciados a bombo y platillo y que están resultando ser decepcionantes. Los terrenos de los antiguos astilleros tenían un gran potencial para impulsar la economía local, pero el proyecto de Moriyón, Naval Azul, apenas ha avanzado. En un año, lo único concreto es una pasarela peatonal, lo que demuestra la falta de visión y liderazgo.
¿Y el soterramiento del paseo del Muro? Otra buena vendida de humo. Llevamos dos años escuchando hablar del tema y la sensación que empieza a calar es que no saben cómo frenar la expectativa creada. Lo prioritario para Moriyón no son las personas, es someter a Gijón a los vehículos, ignorando la tendencia global hacia la movilidad sostenible que en otras ciudades han adoptado con éxito. Mientras el mundo avanza, Gijón retrocede.
También seguimos esperando por 'la vía gijonesa', que en palabras de Moriyón, iba a convertir a nuestro concejo en una auténtica referencia cultural en Asturias, España y Europa. La única certeza es que han desistido de presentar una candidatura a ser Capital Europea de la Cultura en 2031. No solo eso, se muestra encantada ante la presentada por Oviedo. La referencia son otros, los que hace años trataban de imitar nuestra iniciativa cultural.
La vía Moriyón es la de la expropiación de lo público, de lo que nos pertenece a todos en beneficio privado de unos pocos. No es solo la agobiante invasión de publicidad en todos los espacios públicos; es que los paseos, aceras y plazas han sido copados por empresas para su actividad comercial. Es que apenas hay actividades culturales o recreativas gratuitas y las fiestas de Gijón se han convertido en el festival de la privatización.
Mientras tanto, en otras partes de Asturias surgen oportunidades de desarrollo que aquí se dejan pasar. La industria de defensa, en auge, está generando empleo de calidad en ciudades vecinas como Avilés y Trubia. Mientras tanto, en Gijón reina el mutismo y la falta de propuestas para atraer inversiones.
El problema de fondo es la ausencia de un proyecto de ciudad. Gijón, que antes fue un referente en innovación, políticas sociales y desarrollo industrial, hoy se ha quedado atrás. Se nos ha privado de la oportunidad de competir en un mundo donde las ciudades que innovan y apuestan por el conocimiento lideran el desarrollo.
Es hora de cambiar de rumbo. Gijón necesita un modelo de ciudad sostenible, con una economía industrial fuerte, una movilidad centrada en las personas y una defensa firme de la sanidad, la educación pública y la cultura. No podemos seguir perdiendo oportunidades. El momento de actuar es ahora, el futuro no puede quedar dormido por la desidia y la inoperancia a la que nos quieren acostumbrar.
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