El daño ya está hecho
Geles García
Sábado, 31 de mayo 2025, 00:00
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Geles García
Sábado, 31 de mayo 2025, 00:00
La consejera de Educación, Lydia Espina, creó un problema donde no lo había. Su propuesta de ampliar el horario lectivo en junio y septiembre como ... supuesto remedio para garantizar el comedor escolar en todos los centros demuestra un desconocimiento de la realidad educativa. La mayoría de colegios ya ofrecían ese servicio con jornada reducida, aplicando un modelo eficaz que solo necesitaba extenderse.
Ante la fuerte oposición del profesorado y el respaldo demuchas familias, la consejera cambió de postura y presentó una contraoferta que me dejó sin palabras: convertir la nueva franja horaria en un recreo masivo, supervisado por un solo docente cada 60 alumnos. Tuve que frotarme los ojos. Esa propuesta no mejora la organización y no resuelve la conciliación. En esencia, transforma los colegios en meros 'aparcamientos de niños'.
Este episodio invita a reflexionar sobre el equipo que asesora a la consejera. Muchos altos cargos son designados a dedo, sin experiencia en gestión' educativa, sin conocer el funcionamiento interno de la Consejería y sin una visión clara de lo que realmente significa la educación. En lugar de rodearse de profesionales preparados, recurre al amiguismo: elige a personas que no cuestionan, no proponen y cuya principal virtud es no incomodar al superior. Así, lo que deberían ser puestos estratégicos se convierten en cargos decorativos.
El resultado es una gestión improvisada que excluye a los verdaderos profesionales y, lo más preocupante, socava la confianza en quienes deberían liderar el sistema educativo. Hoy tenemos un sistema al borde del colapso: docentes agotados, familias desorientadas y una comunidad educativa que ya no confía en sus instituciones.
Adrián Barbón ha defendido públicamente a Lydia Espina como un ejemplo de escucha y capacidad para encontrar soluciones. Sin embargo, sus palabras no han bastado para calmar a la comunidad educativa, que sigue esperando respuestas a múltiples reivindicaciones.
Me preocupan especialmente algunos casos porque reflejan una falta de voluntad política para reparar errores evidentes. A día de hoy, no hubo respuestas para las interinas apartadas por un simple error burocrático y que siguen sin trabajo. Tampoco la consejera ni el director del Colegio Cervantes han conseguido resolver el uso extraescolar de ese centro. No sé si, cuando lean estas líneas, el conflicto estará encauzado. Pero el daño, sin duda, ya está hecho.
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