Leer también es tendencia
Geles García
Martes, 1 de julio 2025, 00:20
Una cola de adolescentes se extiende por la nueva zona que la Feria del Libro de Xixón ha habilitado en la Escuela de Comercio. No ... esperan para un concierto, ni por la firma de un influencer famoso, ni siquiera por el último móvil de edición limitada: aguardan con nervios y emoción para conocer a su autora favorita. La novena edición de la feria ha sido un éxito rotundo y, en gran parte, gracias a la juventud lectora. Frente a la idea extendida de que las nuevas generaciones no leen, y contra ciertos discursos apocalípticos, libreros y editores coinciden: «sí leen, y mucho». Las cifras lo confirman: el 75,3 % de los jóvenes entre 14 y 24 años dedica tiempo a la lectura por ocio. Y son, sobre todo, las chicas quienes lideran esta ola lectora.
El denominado 'fenómeno fan' no es algo nuevo. Ya ocurrió en la década de los noventa y principios de este siglo, con sagas como Harry Potter o Los Juegos del Hambre. Lo que ha cambiado es su alcance y velocidad. Hoy, un libro puede volverse viral en cuestión de días gracias a plataformas como BookTok, que han revolucionado la forma en que los jóvenes recomiendan nuevos libros, comentan tramas y convierten la lectura en experiencia compartida.
Los géneros más populares entre la adolescencia –literatura romántica, fantasía, ciencia ficción o misterio– sirven como puerta de entrada al hábito lector. Este fenómeno es una oportunidad, pero también plantea riesgos. Algunos títulos populares romantizan el abuso o perpetúan estereotipos dañinos. Por eso, más que censurar, debemos acompañar esa lectura con preguntas, reflexión y mirada crítica.
¿Por qué no aprovechar este impulso en las aulas? Introducir lecturas actuales que conecten con los interese del mundo juvenil puede ser más efectivo que imponer clásicos sin contexto. Y no se trata de abandonar a los textos de la literatura universal sino de abrirlo. Reescribir escenas clásicas, imaginar nuevos finales o llevar los relatos al presente, son formas de conectar al alumnado con obras que, de otro modo, percibirían como lejanas.
La crisis no es de lectura sino de adaptación: si logramos escuchar, conectar con sus códigos y adaptar las prácticas lectoras al presente, el fenómeno fan puede convertirse en una gran herramienta educativa y cultural.
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