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El término papagayo se utiliza para referirse a diferentes aves de la familia de los loros. Se caracterizan por ser aves parlantes capaces de reproducir ... los sonidos de su entorno. Humillar significa herir el amor propio o la dignidad de alguien. En su sentido bíblico –muy apropiado en estos tiempos en los que estrenamos Papa– significa doblar la rodilla y admitir que somos pequeños y débiles ante Dios y que dependemos de Él a todos los efectos.
No me diga el querido lector que los dos aspectos referidos no son predicables de los ministros sanchistas. Llamarlos papagayos no es ningún insulto, es definirlos. No otra acepción merecen los que con abandono absoluto de su personalidad, de su amor propio, del respeto a sí mismos, de su dignidad, se limitan semana tras semana a repetir, como marionetas, qué digo, como papagayos, las consignas empaquetadas que provienen de Moncloa, sometiéndose voluntariamente a humillación.
Bien es cierto que Sánchez sabe bien con quién trata, ha elegido a una partida de indocumentados para que no le hagan sombra y conoce sus carencias. Algunos de los elegidos las han patentizado en un escenario bien visible. Me refiero a las dos vicepresidentas que no dudaron en hacerse un selfi en el funeral del Papa. Ese es su nivel cultural, moral, ético y su sentido común y de la responsabilidad. Dos vulgares y zafios miembros del Gobierno español comportándose como dos chonis en viaje turístico.
Para no quedar rezagado, se suma al espectáculo grotesco y ofensivo el ministro pendenciero que desde que ocupa el cargo ha logrado que el transporte ferroviario haya pasado de fiable y ejemplar a tercermundista. (Con Ábalos nos iba mejor). Eso sí, no deja de lanzar mensajes acusando a terceros de la debacle, que es la táctica habitual del Gobierno para liberar sus responsabilidades. Así lo está haciendo con el apagón y así lo seguirá haciendo con lo que venga, que seguro no tardará. Nadie está libre de que se produzcan robos de cobre que inutilicen determinadas líneas férreas, pero los ciudadanos afectados tienen derecho a ser atendidos en sus necesidades básicas con prontitud y eficacia. El abandono de que fueron objeto miles de pasajeros, sin recibir una mínima explicación, es propio de Cuba y Venezuela. Viajar en tren, por obra y gracia de este nefasto Gobierno, se ha convertido en actividad de alto riesgo y parece evidente que el kit de supervivencia deviene imprescindible cuando vayamos a iniciar esta peligrosa aventura. Lo cierto es que en el día de la madre muchos ciudadanos se habrán acordado de las de algunos políticos y no precisamente para bien.
Ineficacia, improvisación, mentiras, corrupción, putas, enchufismo, desprecio a la Constitución, al estado de derecho, a la división de poderes, qué más tiene que pasar para que la sociedad reaccione.
Como acertadamente dice una muy buena amiga, entre tanto esto ocurre, «siete millones de tontos alegrándose de que no gobierne la derecha mientras ven la 1 para seguir siendo tontos». Yo añadiría la Secta, oyendo la SER y, cada vez menos, leyendo el 'País', medios claramente pro Gobierno haga lo que haga.
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