La ilustración oscura
Donald Trump no es más que el forjado a golpes, entre una nube de chispas, de materiales que se han ido acumulando en los Estados Unidos de América desde hace décadas
No me digan que no es un gran título. Sería magnífico si sólo se tratase de una visión literaria, pero el problema es que se ... trata de un plan político, con un gurú intelectual: Curtis Yarvin. Nuestro hombre defiende que la democracia estadounidense no da para más, y necesita ser reemplazada por una especie de monarquía. Evidentemente, tales ideas le convierten en una figura deseada para Trump, Vance, Thiel, Adreessen, y el resto de la pandilla basura. El mentor Yarvin, un ingeniero informático devenido en bloguero, lleva tiempo empitonando la democracia liberal y defendiendo la concentración de poder ejecutivo para que un país sea estable y florezca, en contra de la sociedad civil y las instituciones. Dice cosas como que Anthony Fauci creó el coronavirus en un laboratorio, lee mucho los ensayos de Steve Sailer sobre el realismo racial y la relación entre raza y CI, es fan del novelista de lo oculto Aleister Crowley (quien conoce al personaje ya se puede hacer una idea de la referencia: no es exactamente Voltaire), cita al teórico italiano Julius Evola, que defendía un retorno al medievo y su sistema de castas, rey, guerrero, comerciante y trabajador, etc.
El quilombo que ha montado nuestro guía espiritual no puede ser tomado a risa. En otras circunstancias históricas, quizás sí, pero habida cuenta de lo que está pasando, ni de coña. Defiende que los grandes medios de comunicación y el mundo académico deben ser disueltos porque han sido invadidos por el progresismo. Sostiene que la burocracia gubernamental ha de ser desmantelada, y se debe crear una pirámide jerárquica es cuya cúspide haya un CEO, o sea, un dictador de toda la vida. Utiliza mucha referencia histórica sofisticada (y selectiva, por lo que he leído), y distorsiona lo que quiere y cuando quiere a fin de simplificar las conclusiones. La administración Trump y sus tecnoacólitos están con las bragas en la mano, como decía una amiga mía cuando iba a un concierto de su grupo preferido. Y es gente de posibles, ahí radica el peligro, paganinis dispuestos a abrir la chequera para dar pábulo a cualquier iniciativa que les permita un régimen totalitario.
Tal llega a ser la cosa, que el insidioso y atorrante Yarvis dice que debemos superar nuestra 'dictadorfobia', que la democracia es una farsa; afirma que Roosevelt ya se comportó como un dictador, que George Washington gobernó el país como si fuera una start-up, que Apple llevaría mejor California que la actual administración demócrata, que las ideas de Platón y su República no están superadas (por cierto, Platón colocaba a los artistas extramuros de su 'república'). Argumenta que las condiciones de vida de los negros eran mejores durante la esclavitud, que la diferencia entre un terrorista y un luchador por la libertad es relativa, que no cree en absoluto en el voto, porque es una sensación de poder ilusoria. Esta, señores, es la Ilustración Oscura, que sigo considerando como un espléndido título (para otra cosa), aunque si la escudriñamos bien, podremos ver al fondo el retrato del mismísimo Stalin, y no le falta ni un pelo del bigote.
Llegados a este punto, sería interesante echar la vista atrás. Quien piense que el liberalismo está profundamente arraigado en los Estados Unidos, debería repasar la historia de la derecha americana. Estamos en esta frontera porque alguien ha empujado antes, y de manera sustantiva, se lo puedo asegurar: Trump y sus estrafalarios monaguillos no son un accidente histórico, sino el resultado de una larga gestación. La extrema derecha gringa siempre ha tenido su peso en la derecha liberal y conservadora, y es un movimiento en perpetua ecdisis. El éxito de Ronald Reagan no fue un conejo salido de la chistera, porque dentro de la chistera ya estaba gente como Newt Gingrich, y antes, Merwin K. Hart (que apoyaba a Franco), Joseph McCarthy (el de la caza de brujas), el nativista Pat Buchanan (América está en peligro por la ausencia de moral, la invasión migratoria, el libre comercio... hay que levantar un muro contra México...), Barry Goldwater, Ross Perot, el primer Bush, el Tea Party… Los derechos civiles, la igualdad racial, el aborto, los homosexuales, el feminismo… todo esto les sonaba a chino, y el liberalismo y el comunismo eran prácticamente lo mismo. Caso aparte es William F. Buckley, que proclamaba el 'fusionismo', una doctrina que mezclaba el tradicionalismo religioso, el liberalismo económico y el anticomunismo. A su favor hay que decir que intentó purgar a la derecha de sus elementos más radicales (sin dejar de mantener contacto con ellos), y quiero recordarles los magníficos enfrentamientos que tuvo en la televisión con Gore Vidal (por favor, vean el documental 'Best of enemies', de Robert Gordon y Morgan Neville).
Con Ronald Reagan se consumó el giro del país a la derecha y la guerra abierta contra la izquierda (que tiene sus propios pecados). Les recomiendo Reaganland, America´s Right Turn, 1976-1980, de Rick Perlstein; aquí ya aparecen la influencia de los círculos empresariales, la politización de los evangélicos, el electorado racista, la extensa red de think tank que ayudaba a popularizar sus políticas. Y luego llegaron Gordon Gekko (Wall Street), Patrick Bateman (American Psycho), y, por supuesto, Donald Trump (tienen que ver la película The Apprentice). Con todo esto, la Ilustración Oscura, el señor Yarvin, y la turra que les he dado, sólo quiero hacerles partícipes de que Trump no es más que el forjado a golpes, entre una nube de chispas, de materiales que se han ido acumulando en los Estados Unidos de América desde hace décadas. Todo tiene su por qué, cada planta deletérea posee unas raíces, y no se puede demonizar al adversario, sino estudiar las causas y efectos, y saber cómo hemos llegado a este abismo, y si hay forma de resistir, y si hay manera de corregir los errores de la democracia liberal, que tanto han regado esta flor venenosa.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.