España siempre ha sido un país de acogida y debe serlo». Con motivo de la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado, la Iglesia en ... España pide al gobierno regularizar a medio millón de migrantes en situación irregular, recordando el mensaje del Papa, quien afirmó que «nadie debe ser excluido de la mesa común de la humanidad. Las personas emigrantes y refugiadas son mensajeros de esperanza». Y lo piden porque la situación de irregularidad administrativa genera exclusión y limita derechos básicos. Esta regularización extraordinaria no debe ser algo excepcional sino como un complemento necesario al Reglamento vigente.
Esta petición de la Red de Entidades para el Desarrollo Solidario, la Conferencia Española de Religiosos, Cáritas y el Departamento de Migraciones, está apoyada por movimientos sociales, organizaciones eclesiales, sindicatos… y manifiestan que Reglamento de Extranjería, del mes de mayo, deja fuera a numerosos colectivos vulnerables a los que la Iglesia atiende todos los días, deja fuera a personas indocumentadas que no tienen cédula de inscripción, a migrantes con dificultades para acceder a un trabajo por su edad o discapacidad y a familias que aunque cumplen los requisitos no pueden estar regularizadas.
No se trata de importar ilegales o de inundar Europa de musulmanes, ni debemos poner el disfraz de un falso humanismo, la mayoría llegan de países que han sido saqueados y explotados por Europa en siglos anteriores y la lentitud de la Administración les deja en una situación que no pueden ni pedir trabajo. Los datos que tenemos indican que la última regularización, con el Gobierno de Zapatero, en el año 2006, alcanzó a 600.000 personas, generó unos 2.300 millones extra para la Seguridad Social. Y no se trata solo de acogerlos por caridad o por razones éticas, son personas que vienen a trabajar y reportan beneficios económicos. España siempre fue un país de migrantes y ahora nos toca acoger.
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