La SEPI y el pelotazo del peaje del Huerna
La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales es una empresa pública española de la que dependen todas las demás. Es el personaje más malvado en la historia de la prórroga y venta del peaje del Huerna y de las autopistas gallegas
Poco a poco, los medios de comunicación y la sociedad asturiana, gracias a los informes de la UE, se irán dando cuenta de que la ... prórroga, prematura e innecesaria, del peaje del Huerna y de las autopistas gallegas por 29 años más fue un simple pelotazo, similar a los muchos que se dieron en aquella época en España, especialmente en el campo de las recalificaciones urbanísticas. La extraña prórroga que se aprobó en el año 2000 y afectaba a los años del 2021 al 2050 se hizo incumpliendo la legislación de contratos públicos en varios aspectos, como ha señalado la UE tras la acertada denuncia de Dani Ripa, y especialmente la norma que exige mantener el equilibrio del contrato entre las partes. Se hizo así con un único fin: generar mucho valor en la empresa propietaria de las concesiones de las autopistas, la Empresa Nacional de Autopistas (ENA), para poder venderla después lo más cara posible.
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Se acusa de ello a Cascos, que entonces era vicepresidente del Gobierno, luego ministro de Fomento y la voz cantante del PP en Asturias, porque fue él quien defendió la operación con burdas maniobras de despiste. Pero para saber quién estaba realmente detrás de esa gran estafa a los asturianos, leoneses y gallegos hay que ir, como hace la policía, detrás del dinero. ¿Quién se lucró con la operación? ¿Quién necesitaba la millonada que generó el pelotazo? ¿Quién sabía cómo convertir una autopista en un activo financiero y tenía poder para dar pelotazos?
La respuesta es clara: el dinero que se generó con la prórroga y venta del peaje del Huerna y las autopistas gallegas, más de 1.600 millones de euros, se lo llevó la SEPI, que era la dueña de la ENA y, por tanto, de todas esas autopistas. Para poder dar el pelotazo entre 2000 y 2003 tuvo que contar con el apoyo de sus jefes, especialmente de Rato, vicepresidente de Asuntos Económicos. Y después, en 2004, cuando la SEPI cobró el dinero del pelotazo, contó con el respaldo del gobierno de Zapatero, que validó la operación y fue quién disfrutó, en secreto, de los dineros frescos que generó el pelotazo. La SEPI reconoció la jugosa operación en su página web en la que, al hablar de la venta de ENA en 2003, señaló que «una vez consolidado con la prórroga de los peajes el proyecto empresarial de ENA» podía vender las empresas concesionarias a muy buen precio. Ya le gustaría a cualquier empresario privado poder consolidar así, por la cara, a base de BOE, sus proyectos empresariales y engordar de forma exponencial sus beneficios.
Si la SEPI hubiera sido una empresa privada, hoy estaríamos acusándola de un robo, de una gran estafa a los asturianos, leoneses y gallegos, que merecería años de cárcel para los culpables. Pero como la SEPI era una empresa pública, hemos de pensar que, si hizo lo que hizo, fue por interés general, porque convenía al interés público en aquel momento meter ese enorme pufo a los ciudadanos, aunque fuera de tapadillo, ocultándoselo.
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¿Y por qué podía ser necesario ese pelotazo, ese fraude, esa mentira? Pues porque la SEPI, en aquella época, y hoy, era también propietaria de muchas otras empresas públicas ruinosas, como HUNOSA, la Fundación para la Formación en las comarcas mineras, RTVE, etc. Y la UE impedía dar ayudas a esas empresas públicas. La SEPI tenía que arreglarse con sus propios recursos y para eso tenía que vender alguna de sus empresas «rentables». Y si no las tenía, inventárselas, con pelotazos administrativos como el que comentamos.
De forma muy resumida esto es lo que motivó, aunque no justifica, la prórroga del peaje del Huerna. Esto nos explica lo que estamos pagando hoy en día cuando cruzamos el Huerna: no pagamos la construcción de la autopista, que ya debería estar amortizada, pagamos las eternas pérdidas de HUNOSA, las ayudas a las cuencas mineras y los demás pufos de la SEPI, más los intereses y beneficios de todas las empresas, intermediarios y fondos de inversión, españoles y extranjeros, que participaron en el pelotazo a lo largo del tiempo. En estos tiempos de «memoria histórica, verdad, justicia y reparación», la SEPI no puede hacerse la sueca y debería pedir disculpas y explicar por qué razones, hace dos décadas, nos hizo esta guarrada a los gallegos, leoneses y asturianos. Y ya que se forró con el pelotazo debería colaborar en el diseño y la financiación de las medidas necesarias para mitigar los daños.
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Medidas que no deberían pasar por bonificaciones a los peajes, como se está haciendo ahora en el Huerna y en Galicia y se pide aumentar. Las bonificaciones encarecen el posible futuro rescate porque benefician sobre todo a la actual empresa propietaria de las concesiones, que aumenta su valor, ya que recibe la bonificación del Gobierno y además se beneficia ella sola de los aumentos de tráfico que se obtienen por el menor precio neto y la elasticidad de la demanda. La reparación correcta por parte de la SEPI y el Estado, en mi opinión, en tiempos de emergencia climática y en tanto se resuelve el pleito en la UE, debería pasar por subvencionar ampliamente el AVE y mejorar el transporte público y ferroviario en esas regiones y apoyar proyectos generadores de empleo, I+D o inversión sostenibles que nos compense por los daños sufridos por el pelotazo.
¿Pero cómo acabará la cosa? Si se judicializa en la UE, como parece que va a ocurrir, en unos años el Tribunal de Justicia de la UE anulará la prórroga de los peajes y la venta de las concesionarias. El Gobierno de España deberá indemnizar a las propietarias actuales de las concesiones y revocarlas. Podrá, o no, volver a sacar a concurso los peajes para obtener fondos para abonar esa indemnización o pagarla con sus propios presupuestos y dejar esas autopistas sin peaje.
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En todo caso será un futuro Gobierno, en el que, tal vez, no estarán ni Puente ni Sánchez. Con su reciente contestación a la UE enrocándose y dando validez legal a la prórroga de los peajes para provocar el juicio europeo, se han olvidado de la honradez que tanto pregonan para dar un patadón hacia adelante y trasladar a otro gobierno futuro el rescate de las concesiones.
Mientras tanto, guarden ustedes todos los tickets del peaje. Valen su peso en oro, porque cuando termine el juicio, seguramente nos los tendrán que devolver.
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