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Todos los días procuro pinchar sobre el diario francés 'Le monde', fácil encontrarlo ahora con solo teclear unas letras. En el pasado no era lo ... mismo. A Gijón llegaba (cuando llegaba) un solo ejemplar, al quiosco del paseo de Begoña. Emprendían una carrera mañanera Juan Cueto y Francisco Carantoña para ver cuál de los dos llegaba primero. A Carantoña le quedaba el quiosco cerca de casa, pero Cueto aceleraba en su velocípedo desde el Piles a través del Muro, y muchas veces era el que lo conseguía. Cuando esto ocurría nos enterábamos los lectores de EL COMERCIO porque Till, en la última página, le solía enviar un saludo con sabor a aceite de ricino al que él llamaba 'filósofo del Piles'.
El caso es que los dos, Carantoña y Cueto, aunque estuvieran alejados en sus ideas políticas convergían en algo esencial, como era buscar la noticia en un diario que presumía de información objetiva. O sea, todo lo objetivo que puede ser lo que dimane de un conglomerado de sujetos. Lo que sí puedo afirmar a estas alturas, yo que conocí a los dos –a Carantoña desde 1957, y a Juan Cueto porque fue compañero mío de colegio–, es que en plena dictadura nadie se interesaba por leer 'Le Monde' sin tener un sentimiento plenamente democrático.
Como ejemplo de noticias, el lunes pasado aparecía en el diario francés la celebración del 80 aniversario del voto femenino en Francia. Fue en 1945, una vez terminada la guerra europea, cuando las mujeres votaron por primera vez en unas elecciones. Y resulta que en el país de la liberté, egalité y fraternité no se enteraron de que en España ya habían ejercido el voto 12 años antes, en 1933. Lástima que la historia de las naciones no marque siempre una evolución, sino que también involuciona por periodos.
Los comentaristas actuales no excusan críticas al gobierno de Macron y de su primer ministro Bayrou. Dicen del gobierno que está descontrolado, y todo amenaza con ir de mal en peor; con sobresaltos cuando se produce una amenaza yihadista, o como el lunes pasado, en que fue asesinado un musulmán en la mezquita. En cualquiera de los casos nunca faltan las protestas y los desórdenes consiguientes. El debate de estos días lo protagoniza la ministra de Cuentas Públicas, Amélie de Montchalin, que presenta un proyecto para fusionar o eliminar un tercio de las agencias y operadores estatales. 180.000 funcionarios que verán desaparecidos o menguados sus puestos de trabajo. Sin tocar, dice la ministra, lo que compete a las universidades y a la sanidad.
Al parecer también ellos quieren frenar el desmadre del funcionariado. Para ello pronuncian la palabra Francia, refiriéndose al mapa entero, desde los Pirineos a Calais. Francia tiene problemas serios, pero todavía sin amenazas de desmembrarse.
En 'Le Monde' se pueden encontrar también noticias más frívolas, aunque depende cómo se mire. Se ocupan del ciudadano Kyliam Mbappé; al parecer un lince en los negocios, con participación en varias empresas del país vecino. De él se sabe también que le ofrecían 145 millones de euros para que se quedara en París, desarrollando su importante trabajo. Pero el jugador prefirió venir a Madrid, a tomar las aguas de la meseta. En Madrid cobra más de 87 millones al año, más pluses. Parece ser que el PSG le debe aún al joven atleta 55 millones. Mbappé percibe al año 15 millones más que Bellimgham y Vinicius. Si hay algún aficionado del Real Madrid que no conocía la noticia, se la regalo. De nada.
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