Factor humano

Creo que tenemos demasiados ministerios, pero ya puestos debería existir uno más que se ocupara de las emergencias, para prevenirlas, afrontarlas y sobre todo formar a las personas

En un canal de televisión se dedican a hacer recuentos de los accidentes de aviación más importantes. España tiene el récord de las tragedias, con ... el mayor número de muertos de la aviación civil en el aeropuerto de los Rodeos de Tenerife. Pero hubo otro desastre en 1983, cerca de Barajas, en un avión colombiano de Avianca que procedía de París, en el que murieron 181 personas, y es al que quiero referirme. Porque después de todas las investigaciones, los peritos determinaron que muchas muertes podrían haberse evitado si hubiera un pasaje disciplinado y mínimamente instruido para las emergencias.

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En el avión se abrieron las puertas y se extendieron los toboganes, pero cuando ordenaron la evacuación inmediata, fueron muchos los que optaron por recoger antes de nada los regalos y demás pertenencias que llevaban en los compartimentos. La tardanza y los atropellos hicieron que a muchos de ellos el fuego los abrasara en la cabina.

Cuando comienzo la escritura de este panfleto parece ser que en el Levante español ha dejado de llover. Otra vez la tragedia cebándose en Valencia y en otras provincias cercanas. Pero en esta ocasión hubo una novedad, algo tan simple como advertirle a la gente que si llegaba la riada no se ocuparan de sacar el coche del garaje, sino que debían subirse a pisos o lugares altos. O sea, lo más elemental para cuando vienen mal dadas: aprender a salvar lo que importa, que es tu propia vida, y el que esté en condiciones de hacerlo, que trate de ayudar también a otros que lo necesiten. Como diría Curcio Malaparte en su novela, hay que aprender que lo que más interesa, y por lo que lucha todo hombre, es por salvar la piel. ¿Para cuándo entonces tomarse en serio la formación de niños y adultos, hasta convencerlos de que no hay asignatura que importe más que salvar esa piel? También estar preparados para salvar la de otros. Qué pronto han quedado en el olvido aquellos que perdieron la vida en los pasados incendios. Cuánta pleitesía a héroes de pacotilla, y cuánto descuido a los verdaderos héroes anónimos.

Creo que tenemos demasiados ministerios, pero ya puestos debería existir uno más que se ocupara de las emergencias, para prevenirlas, afrontarlas y sobre todo formar a las personas, desde que tienen uso de razón hasta que dejan de alentar. Emergencias que le corresponden solventar al gobierno central, a las autonomías y hasta las comunidades de vecinos.

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Hay que recordarle a ese diluido 'quién corresponda'–nacional, provincial o local– que en la zona Oeste de Gijón está sucediendo algo intolerable, y que puede ocurrir lo mismo que ocurrió en Tarragona en 1978, cuando un camión con carga peligrosa se incendió, matando a 215 personas en Los Alfaques. O el camión cisterna cargado con gas propano que explotó en Lorca en 2011. Las mismas cargas que ven pasar por delante de sus puertas los vecinos de La Calzada, mientras los caporales bailan el tango por los portales. Que si el vial de Jove o el vial de Aboño, que si soterrado o en superficie… No hay nada hecho ni nada empezado, y solo llegará la prisa, si es que llega, cuando ocurra la desgracia, como en Valencia.

No hay obras hechas, pero tampoco planes de emergencia, por si ocurre una deflagración en Príncipe de Asturias, en el Musel o en la Campa Torres. El peligro a las puertas, y los bomberos en el quinto pino. Más números para la tragedia que los que se juegan a la lotería.

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