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Hundimiento

Degaña, como todo el suroccidente asturiano, se está convirtiendo aceleradamente en una tierra de viejos, y por lo tanto en solar propicio para los que la quieren convertir en un nuevo Serengueti. Un parque temático

Domingo, 20 de abril 2025, 02:00

Parientes lejanos míos de ese suroccidente olvidado me dicen que retornan todos los años a pisar la tierra de los ancestros, pero algunos ni siquiera ... conocen la Asturias que pincha y raja: la del centralismo, la de aquellos que les importa poco lo que hay en los extremos si no es para comerse un buen potaje de berzas. Mis parientes se comunican por Leitariegos, y ahora también por el Rañadoiro después de construir el túnel, cruzando Laciana y utilizando la autovía de Galicia. Si optan por lo segundo atravesarán el concejo de Degaña, con el asombro de ver una política desnortada. No encontrarán un solo bar. Ni una farmacia. Ni siquiera en algunas horas del día a cualquier vecino que se asome en el pueblo fantasma para poder hacerle una pregunta. Te dirán, si aparece alguien, que tal vez en Cerredo, que es sitio con más vida, aunque también agonizando. A los pocos vecinos que quedan los cargaron con promesas de que en las laderas del monte colocarían placas solares, puesto que Degaña es una tierra con las querencias del Sur, con más sol y menos lluvia que la Asturias verde de prados y llena de romerías. Y si encuentras a algún indígena y le preguntas de qué viven y dónde compran, te dirán que por supuesto en Villablino, a dónde se llega en media hora, y no en la tierra ignota de Cangas, que hasta no hace mucho se tardaba hora y media por aquella carretera infernal. Los de Degaña compran en Villablino, y lo que es vivir, sin minas y sin ganadería, los pocos que queden vivirán en el futuro de milagro.

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