La transición energética, una oportunidad para Avilés
José Donoso
Presidente de UNEF
Viernes, 20 de junio 2025, 00:02
La transición energética abre nuevas perspectivas para Asturias. La región, con una sólida tradición industrial forjada durante décadas en el sector del carbón y la ... siderurgia, cuenta hoy con activos que pueden resultar clave en el desarrollo de las energías renovables y del propio Principado de Asturias.
Lo cierto es que Asturias no ha experimentado el mismo desarrollo renovable que otras comunidades autónomas. Si hablamos de energía fotovoltaica, apenas hay potencia instalada en plantas fotovoltaicas en suelo asturiano. Y sin embargo, esta situación, que hace que haya puntos de conexión disponibles en Asturias, sumada al momento actual de la transición energética, puede ofrecer ventajas específicas para el Principado.
En primer lugar, Asturias dispone de una industria manufacturera que se ha adaptado bien al mercado de equipos renovables. Empresas como Asturmadi han logrado posicionarse como proveedores globales, con más de 4,5 gigavatios proyectados en 33 países. Los datos también confirman este análisis: se han adjudicado contratos por valor de cientos de millones de euros a empresas asturianas en los últimos años. Asturmadi, Windar Renovables, Gonvarri Solar Steel, Asturfeito son algunos ejemplos. Windar está invirtiendo más de 130 millones de euros en una nueva fábrica de monopiles en Avilés que generará 600 empleos directos.
Alusín Solar, también en Avilés, es otro ejemplo exitoso de esta evolución industrial. La empresa, especializada en el diseño, fabricación e instalación de sistemas de estructuras para paneles solares, ha desarrollado más de 950 megavatios en proyectos distribuidos en más de 32 países. Y también es destacable la labor de la ovetense Praxia Energy, que desde 2006 diseña y fabrica estructuras para proyectos fotovoltaicos en suelo, tejados, sistemas agrovoltaicos o marquesinas solares. Tiene ya más de 2.500 megavatios en los cinco continentes, y ha sido premiada por su capacidad de exportación y su proyección internacional.
El almacenamiento energético también representa una oportunidad importante. Mientras el resto de España acelera el despliegue de renovables, la necesidad de sistemas que permitan gestionar esta energía de forma eficiente se vuelve crítica. El sector del almacenamiento no solo es una oportunidad de negocio, sino una necesidad técnica. El sistema eléctrico español necesita flexibilidad para integrar eficientemente las renovables, y las tecnologías de almacenamiento pueden aportar servicios de regulación de frecuencia, control de tensión y gestión de la demanda que son fundamentales para la estabilidad del sistema. Y esto abre una doble ventana que Asturias puede aprovechar: en primer lugar, siguiendo con la perspectiva de la industria, las baterías de almacenamiento energético son una tecnología que requiere desarrollo industrial y fabricación especializada. Asturias, con su tradición en metalurgia y transformación de materiales, está bien posicionada para participar en estos mercados emergentes desde el punto de vista industrial. Además, este contexto asturiano puede atraer empresas especializadas en electrónica de potencia, sistemas de control y gestión energética.
Y en segundo lugar, el almacenamiento maximiza el aprovechamiento de las renovables y sus beneficios económicos y ambientales, reduciendo la dependencia de combustibles fósiles e impactando de forma positiva a las generaciones futuras y al legado energético y económico del Principado. Se captura la energía más barata producida durante las horas de mayor generación solar. Al almacenar la energía producida en las horas solares, estamos almacenando la energía más barata del sistema. Es decir, se alargan las horas de energía barata a lo largo del día, evitando la activación de ciclos combinados y beneficiando a todos los ciudadanos, lo que implica que podemos utilizar la energía renovable almacenada en momentos de mayor demanda, es decir, por la noche cuando todos estamos en casa, evitando el uso de fuentes más caras. Esto contribuye a estabilizar los precios del mercado eléctrico, reduciendo los picos de precios en horas de alta demanda.
Pero las instalaciones de almacenamiento también aportarían beneficios económicos concretos y directos a Asturias: los proyectos de baterías solares en Asturias podrían generar hasta 60 millones de euros en impuestos, además de impulsar la economía local a través de la creación de empleo y el pago de licencias. Esta creación de empleo local iría desde la fase de construcción hasta la operación y mantenimiento a largo plazo. También mejoraría la competitividad industrial asturiana, combinando desarrollo económico y protección ambiental y haciéndola atractiva para inversores, garantizando el suministro eléctrico con flujo constante de energía a las industrias, facilitando la electrificación y permitiendo a las empresas asturianas modernizarse y reducir su huella de carbono. Por su capacidad de bajada de precios que mencionamos más arriba, también permitiría a las industrias aprovechar las horas de menor demanda y precios más bajos, optimizando costes. Y además, evitaría la necesidad de inversiones masivas en nuevas infraestructuras de red eléctrica, más costosas y con mayor impacto ambiental, que es lo mismo que evitar que la industria asturiana se quede rezagada en la transición energética, perdiendo competitividad.
Y es que hay un aspecto más amplio a considerar. España cuenta, por primera vez en su historia industrial, con una ventaja competitiva real en el ámbito energético gracias a las renovables, y en concreto gracias a la energía fotovoltaica. Nuestras cerca de 2.000 horas de sol anuales duplican las de países como Alemania, lo que hace que los proyectos fotovoltaicos españoles sean el doble de rentables. Sin grandes reservas de petróleo o de gas propias, por primera vez en una revolución industrial España cuenta con una oportunidad de liderazgo tecnológico.
Esta ventaja competitiva no es solo teórica. Los costes de la energía fotovoltaica en España están entre los más bajos de Europa, lo que atrae inversiones industriales que buscan energía barata y limpia. Empresas que requieren consumos energéticos intensivos están considerando relocalizarse en España, y Asturias puede aprovechar esta situación desde su experiencia industrial. Cuando Asturmadi diseña estructuras resistentes a huracanes para proyectos en el Caribe, o cuando Windar fabrica monopiles de 2.000 toneladas para parques eólicos marinos, se observa cómo el conocimiento industrial tradicional se aplica a sectores emergentes.
Otro sector en el que Asturias es ejemplo es el I+D+i. La colaboración entre la Escuela Politécnica de Mieres (Universidad de Oviedo) y Asturmadi en el desarrollo de plantas solares flotantes marinas, con ensayos realizados en Oporto, han demostrado que la tecnología puede resistir olas de hasta cinco metros de altura, abriendo mercados completamente nuevos para la energía fotovoltaica. Las soluciones flotantes reducen los costes de adquisición de terrenos y pueden aumentar la producción eléctrica al beneficiarse del efecto refrigerante del agua.
En definitiva, el reconocimiento que LA VOZ han otorgado esta semana a Asturmadi refleja la evolución que hemos descrito en esta tribuna: la transición energética como oportunidad para la industria tradicional, y la proyección de empresas asturianas hacia mercados globales manteniendo su base productiva en la región, creando empleo cualificado y contribuyendo a la sostenibilidad.
Asturias tiene todos los elementos para ser protagonista de esta transformación: empresas innovadoras, tradición industrial, capacidad de adaptación y un ecosistema que ya está compitiendo en los mercados más exigentes del mundo. Lo que necesita ahora es mantener esta apuesta, desarrollar a nivel administrativo el potencial del almacenamiento energético y seguir construyendo sobre las fortalezas que ya tiene.
Hablamos de una región que demuestra que la tradición industrial y la innovación renovable pueden ir de la mano hacia un desarrollo más próspero y sostenible. Porque el futuro industrial y económico de Asturias está entrelazado con la transición energética española. En el pasado el carbón fue elemento clave en su industrialización; ahora es el sol el que puede ser clave en esta revolución industrial si en el Principado se hacen bien las cosas y se saben aprovechar las oportunidades.
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