Lo que quiera

Esto es, haber anunciado a bombo y plantillo la cesión gratuita de una franja marítima de 3.848 metros cuadrados, para ahora dar marcha atrás con la llegada de los nuevos dirigentes. Todo ello, porque de repente cambiaron de opinión y están muy preocupados por las actividades náutico-deportivas. Como todos sabemos, el gran motor económico de El Musel. Fíjense que hasta se reúnen con representantes vecinales de la zona oeste para contarles milongas.

Cosa, por cierto, que no hacen cuando tenemos episodios de contaminación. Ahí nadie los llama. Les dicen que eso de la propiedad es una tontería, puesto que esa franja estará a disposición de la ciudad. Eso sí, siempre que a ellos no se les ocurra cerrarla para cualquier evento, como ponía el borrador del convenio que enviaron al gobierno municipal. Ayer, tras más dos horas de debate en un Consejo Social impulsado desde el Ayuntamiento, la postura del Puerto continúo granítica. Erre que erre con lo de la lámina de agua, el convenio y un falso buenismo alucinante. Lo único que salió adelante fue una reunión urgente entre Carmen Moriyón y la presidenta de la Autoridad Portuaria, Nieves Roqueñí. Que sí, señora Roqueñí, lo que quiera, pero la acera es de Gijón. Punto.