Equivocando y acertando
José María Caso
Lunes, 19 de mayo 2025, 00:01
Secciones
Servicios
Destacamos
José María Caso
Lunes, 19 de mayo 2025, 00:01
Vista desde la distancia del tiempo pasado, casi un siglo después, la controversia sobre el sufragio universal femenino en España debiera resultarnos un anacronismo hoy ... y ya entonces, cuando la equivocación y el acierto obtuvieron finalmente el mismo resultado: un olvido pocas veces advertido, alertado y una desmemoria contra la que combate para atender un derecho y su historia de lucha por conseguirlo arrancándolo al contrafeminismo.
El sábado se representó en la sala Off del Niemeyer, con las localidades agotadas, 'Victoria viene a cenar', de Olga Mínguez Pastor, adaptada y dirigida por Carmen Nieves con Teresa Soria Ruano y Celia Medrano (elenco: aquella, Clara Campoamor; esta, Victoria Kent).
Llegaron de los Teatros de Luchana de su función del viernes para hacer de sábado el bolo de Avilés. Traían un montaje que este junio terminará su cuarta temporada rescatando uno de los debates cimeros de las Cortes constituyentes de la II República: la aprobación, dos veces, del derecho a votar ya de las mujeres, defendida por Clara Campoamor, frente a la conveniencia de aplazarlo, argumentada por Victoria Kent, por entonces directora general de Prisiones. Ellas dos, junto con Margarita Nelken, fueron las tres únicas diputadas femeninas electas en aquel 1931.
La producción de Pisando escenario, en tres actos, ficciona la realidad y, viceversa, construye una realidad de una fantasía, es teatro-documento pero también historia imaginada en la que al final pesa más la culpa que la razón, tal vez su parte más floja. Porque vale que el precio pagado por Kent y Campoamor, como pioneras robando el fuego a los hombres, sea la intención de olvidarlas, postergarlas o incluso mucho peor. Pero ¿por qué resolver la fábula –ya sé cuán dispuestos estamos a pensar todas las cosas por contrarios– marcando el protagonismo frente el antagonismo como si la política, ya sé que es maniquea, fuera religión?
Frente a ello, 'Victoria viene a cenar', un buen repaso a una historia nacional de hace un siglo pero muy del día con sus matices negros sobrevolándolo todo que conviene recordar siempre, rescata una forma de hacer teatro durante la II República y la última guerra civil antes incluso de la ideologización y la propaganda, antes del teatro falangista o de las guerrillas del teatro. Aquel que el profesor Ruiz Ramón describe como obras construidas sobre la palabra más que sobre la acción, más diálogo dramático que drama. Y que plantean asuntos existenciales experimentalmente. Campoamor y Kent, de pantalones o de falda, a nuestra izquierda o nuestra derecha, cumplen sobradamente aquello de que «la única manera de prodigarse en la libertad es caminar por ella». Sin culpa: equivocando y acertando.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.