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Los alemanes, sin preocuparse de los avisos previos que los libros de historia daban en contra, han elevado a los altares a nietos ideológicos de ... Hitler. Los rusos sostienen a un Putin que reclama por las malas las fronteras del viejo imperio zarista. Los italianos patrocinan a Meloni, réplica en femenino del Duce. Y los gringos han escogido a un peligroso 'imperator' que sueña con Groenlandia y con etnolimpiezas de latinos. Lo que deja claro que conocer la Historia no sirve para nada, pues repetimos errores con plena conciencia o inconsciencia. Somos como los ciruelos del parque, prunus cerasífera, que ya están floreciendo sin mirar el termómetro.
Para aumentar la confusión, la Galaxia Vía Láctea aporta su granito de inquietud. Se ve que algo está cambiando en la conducta de esa nebulosa en que viajamos los terrícolas, ahora que los inviernos parecen veranos y el verano parece un infierno, con esos 62º grados que se han registrado hace poco en Brasil.
Y por si fuera poco, un asteroide borracho llamado 2024YR4 hace eses, está cambiando de ruta y amenaza con caer por aquí para hacer el Camino de Santiago. No bastaba con gotas frías valencianas cargadas de lluvia torrencial, con las heladas extremas que bloquean circulación y cultivos, con huracanes provistos de mangas succionadoras, o con erupciones de lavas y pestes de covid o similares.
Ahora hay que mirar al cielo para ver dónde caerá ese pedrusco que se ha escapado del cinturón de asteroides que circunvala Júpiter. Geólogos, geógrafos y paleontólogos certifican que hace unos 60 millones de años un asteroide similar a ese, de unos 12 km. de diámetro, cayó al mar en el Golfo de Méjico, al noroeste de la península de Yucatán, y su impacto dejó para la posteridad un cráter de 180 Km. de ancho que llaman Chicxulub.
Hoy sabemos que aquel pedrusco modificó la historia de la tierra tanto como cualquier tirano imperialista, pues trajo consigo efectos devastadores. Tsunamis, ondas de choque, sismos, y lo que es más relevante, la extinción en masa de muchos animales y plantas.
La desaparición más importante que se le achaca a ese cantazo cósmico es la de los grandes dinosaurios, esos de las icnitas, huellas fosilizadas, que hoy se pueden contemplar en las playas de Colunga. Los tales megabichos desaparecieron por no poder hacer trente a las extremas condiciones derivadas del choque. Lo cual viene a cuento para significar que en historia no solo daña el imbécil que vota a ciegas. También el universo entero conspira. Uff...
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