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El rey que rabió

Ser rey no es fácil. Además, como las coronas se transmiten de padres a hijos, no siempre da eso el mejor resultado

Martes, 15 de abril 2025, 02:00

Ser rey no es fácil y debería estar reservado solo para superhombres. Además, como las coronas se trasmiten de padres a hijos, no siempre da ... eso el mejor resultado. Claro que peor era la fórmula que en historia se conoce por 'morbo gótico', 'morbus gothorum', que consistía en que el monarca es asesinado a puñal por el candidato a sucesor, método que llevó a la tumba a más de once soberanos godos. Lo cual también avisa de que los peligros para un rey no siempre vienen de fuera. Hay un episodio my indicativo de cómo el toque godo aún impregna las relaciones reales. Sucedió cuando Pedro I el Cruel, hijo de Alfonso XI y de María de Portugal, se ciñó la corona tras el óbito paterno. Como su padre había tenido amores y diez bastardos con una tal Leonor de Guzmán, noble dama de la Casa de Trastámara, los hermanastros de Pedro I exigieron cuota de poder. Y, por eso, un hijo de Leonor llamado Enrique, por pillar cetro y trono y convertirse en Enrique II de Castilla, no dudó en usar la daga, y en el Castillo de Montiel acuchilló a Pedro I hasta la muerte.

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