Cambios en la Constitución
Adrián Barbón y Juan Cofiño alientan las reformas de la Carta Magna en una España paralizada paor la política de bloques
Homenaje a la Constitución en el Congreso de los Diputados. Discurso de Francina Armengol ante la representación de los tres poderes del Estado. Hizo un ... canto al diálogo y el acuerdo.
En Asturias también pronunciaron discursos sobre la Constitución dos dirigentes socialistas, Adrián Barbón y Juan Cofiño, máximos representantes del Gobierno y del Parlamento, respectivamente.
Cofiño leyó un discurso muy medido, lleno de matices, sobre la Transición, para pasar a proponer un conjunto de reformas, que van desde la constitucionalización de los derechos sociales de nueva generación hasta el modelo federal de Estado.
Barbón siguió el camino contrario, una intervención de vídeo, muy corta, directa y 'mojándose', porque mojarse es que un presidente autonómico socialista proponga elecciones directas, con segunda vuelta, para elegir al presidente del Gobierno, los presidentes autonómicos y los alcaldes. Vamos, la repanocha.
Ambos coincidieron en señalar la federalización del Estado como estación término de las reformas institucionales.
Veamos ambas exposiciones por orden cronológico, empezando por Cofiño que habló el viernes y siguiendo por Barbón que lo hizo el sábado, pero previamente abordemos la cuestión de la reforma, indubitable para ambos.
Reforma
¿Es urgente reformar la Constitución? Las propuestas concretas pueden ser acertadas, se puede mejorar el texto y adaptarlo a estos tiempos, pero imagino que ambos líderes socialistas convendrán en que no se dan las condiciones mínimas para negociar una reforma que debe contar con PSOE y PP.
En un ejercicio de optimismo imaginemos que las próximas elecciones generales dan paso a un escenario parlamentario estable. Aún así, debiera abordarse la reforma si hay probabilidades de lograr un consenso tan amplio como el alcanzado en torno a la Constitución de 1978.
Cofiño propone constitucionalizar los derechos sociales de nueva generación, como la renta mínima garantizada, u otros relacionados con el medio ambiente. En un contexto político pacífico es posible introducir esas medidas, y otras de ese tenor, en la Carta Magna. Eso sí, habrá que hacer pedagogía política para que nadie piense que tendrá una renta asegurada todos los meses si el país se hunde en la miseria.
Más interesante es la propuesta de introducir en la Constitución las reglas y principios del modelo de financiación territorial. En un país profundamente descentralizado y con poderosas minorías nacionalistas, sería un gran logro introducir en la ley de leyes principios de solidaridad y reglas explícitas de reparto de recursos.
Federal
La federalización. El primero en ensalzarla ante la opinión pública fue Felipe González. Estoy dispuesto a dejarme convencer, pero en el caso de España y con el camino recorrido (no partimos de cero), no acierto a ver las ventajas del Estado federal sobre el Estado Autonómico.
En ambos hay dos autoridades sobre territorios, con distintas leyes, instituciones, y una Constitución (adjetívese como se quiera) por encima de todos y todo. Conviven el poder federal y el de los estados federados; estos tienen una cierta autonomía, hay dos ordenamientos jurídicos complementarios, bicameralismo, un solo estado soberano y corte suprema.
Si cambiamos las unidades autónomas del modelo federal por las comunidades autónomas del nuestro, el resultado es muy similar. El problema es el encaje de territorios con voluntad de independencia en ambos modelos de Estado.
Aun a riesgo de que parezca una simplificación, sería más práctico en una hipotética reforma de la Constitución que se explicitara qué competencias son del Estado y cuáles de las autonomías, para detener el vaciado del Estado que avanza cada día en Cataluña y el País Vasco.
El presidente del Principado, en un vídeo de un minuto y cincuenta segundos, empezó declarándose hijo de la Transición y, por ello, de la Constitución. Y entró en materia, al considerar necesaria la reforma y actualización de la Constitución.
Para Adrián Barbón es necesario convertir el Senado en Cámara territorial, pero de una manera concreta: reducir el número de senadores, que todas las comunidades tengan los mismos escaños y que los escojan los Parlamentos autonómicos.
La idea puede ser buena, pero tiene el inconveniente de difuminar el voto del ciudadano y asumir la ficción de que La Rioja con 329.000 habitantes y 5.000 kilómetros cuadrados tiene el mismo peso que Andalucía. Está calcada del modelo federal, pero no sé si convencerá a una mayoría de españoles.
Bomba
Barbón lanzó la bomba política del puente de la Constitución, proponiendo que el presidente del Gobierno, los presidentes autonómicos y los alcaldes sean elegidos por voto directo de los ciudadanos en segunda vuelta.
Hasta la fecha, no hay otro dirigente socialista en España que haya dicho algo parecido.
El presidente del Principado propone un cambio de sistema político, al pasar del parlamentarismo al presidencialismo. Vaya por delante que la propuesta encaja con las tendencias políticas dominantes en el mundo. El modelo político que se impone es el del líder carismático y para institucionalizarlo no hay nada mejor que el voto directo de los ciudadanos.
Es evidente que ese modelo es al que aspira Pedro Sánchez, reformas institucionales aparte. Igual contemplamos un vídeo histórico. Estos de la cuenca…
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