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Hay que retrotraerse en el tiempo para que no nos vendan relatos interesados sobre cómo empezó la quita de la deuda autonómica.
El 2 de ... noviembre de 2023, mientras Cerdán negociaba con Puigdemont las cesiones (amnistía) que tendría que hacer el candidato Sánchez para ser investido como presidente del Gobierno, Félix Bolaños, ministro de la Presidencia, pactaba con Oriol Junqueras, máximo dirigente de ERC, las concesiones del candidato Sánchez para que los nacionalistas de izquierda (sic) catalanes le dieran sus votos para poder disfrutar de otro mandato en la Moncloa.
De la reunión entre Bolaños y Junqueras saltó la noticia de la quita de la deuda. El líder de ERC pidió que se le condonara a la Generalitat el 20% de la deuda contraída con el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA). La noticia venía encabezada en las agencias por los 15.000 millones de euros que se le perdonaban gratis al Gobierno catalán. La cifra correspondía, grosso modo, con el 20% de la deuda.
No hace falta añadir que Junqueras y Bolaños no manejaron conceptos como población ajustada, sobreendeudamiento, infrafinanciación, subidas del IRPF, compensación adicional, financiación por habitante, etcétera, que hemos oído tanto esta semana. La entrega de votos para la investidura de Sánchez fue a cambio de una quita a mano alzada de la deuda: 15.000 millones de euros. Cuando llegó el momento de pasar el acuerdo a limpio, la quita catalana creció hasta los 17.104 millones.
Posteriormente, ante la incredulidad de los españoles por el regalo multimillonario que le hacía el Gobierno a los independentistas, la ministra de Hacienda dijo que se extendería la quita a todas las regiones.
Es importante partir de esta base para entender que todo el discurso de María Jesús Montero, tratando de explicar que la quita de cada región correspondía a un modelo equitativo pergeñado por el Gobierno, donde «todas las comunidades ganan», no deja de ser una falacia.
Montero asegura que la quita está basada en corregir el sobreendeudamiento en que se vieron inmersas las comunidades autónomas durante la crisis financiera por la gestión del Gobierno de Rajoy. La ministra pone fechas a ese periodo nefando: 31 de diciembre de 2009 a 31 de diciembre de 2013. No sé si habrá que llamarlo el cuatrienio negro. Pues bien, justo la mitad de ese periodo gobernó Zapatero. La otra mitad, Rajoy.
La ministra lo compara con la gestión acertada de Sánchez en la crisis sanitaria: 31 diciembre de 2019 a 31 de diciembre de 2023. Hay una gran diferencia. En la crisis sanitaria, donde se incluye la guerra de Ucrania, rotura de la cadena de suministros, etc., la caída del PIB fue en 2020. La economía tocó fondo y rebotó. Ejemplo: Alemania, con todas sus tribulaciones, tuvo una caída del PIB en el segundo trimestre de 2020, del 10,8%, pero en 2021 creció el 11,3% en el segundo trimestre. Su máximo histórico.
España, con Zapatero, en 2009, tuvo un déficit público del 11,24%. Lo nunca visto. El relato gubernamental que justifica el perdón de la deuda por la gestión de Rajoy es uno de esos bulos que le gusta propalar a Montero.
Desmontado el relato, vamos con el método de igualar la quita entre regiones. El método más sencillo y justo consiste en tomar la referencia de Cataluña: 17.104 millones condonados a ocho millones de habitantes, y una vez hecho el cociente se aplica a todas las regiones. Es el método del sentido común. No deja de ser el reparto de una cantidad de dinero, sin otras referencias. Nadie indagó con rigor de dónde sale la deuda de cada región hasta el último céntimo. A Asturias nos tocaría una quita de 2.138 millones de euros, seiscientos más que los decididos por Montero y asentidos por Adrián Barbón.
Cuando se introducen otro tipo de conceptos, como población ajustada, sale en el caso asturiano una cifra ligeramente más baja que la anterior.
El experimento de Montero empieza por cifrar en 83.252 millones la cantidad de deuda de las regiones que va a condonar. El 75% de esa deuda la perdona recurriendo al concepto de población ajustada. ¿No sería más coherente aplicar esa variable al 100% de la deuda?
Se reserva el 25% restante para hacer apaños que tienen como principal objetivo favorecer a Cataluña, no vaya a ser que el experimento acabe incumpliendo el pacto con ERC.
En el reparto del 25% Asturias queda fuera, como Madrid, Galicia, Cantabria, La Rioja y Castilla y León. Son regiones con escaso volumen de deuda. Como Montero busca favorecer a los más endeudados, para que le toque a Cataluña, los antes citados quedan marginados.
Cataluña y Valencia, los más endeudadas, reciben un extra de 851 euros y 916 euros, respectivamente, por habitante ajustado. En ese paquete de las regiones más endeudadas se van 11.514 millones en quitas selectivas. Es decir, Montero premia a los derrochadores y castiga a los buenos gestores.
Por último, la ministra reserva un premio para los gobiernos regionales que elevaron los tipos del IRPF. Por esa vía, Cataluña recibe 484 millones. ¿Por qué no gratificó a los más ahorradores, solidarios con el Estado? No estaba en el pacto de Bolaños y Junqueras.
Lo más grave es que tras este experimento torticero se aleja la revisión del modelo de financiación autonómica. Se consagra la asimetría que aplicará Pedro Sánchez todos los años, entregando más recursos a las comunidades nacionalistas que le prestan escaños en el Congreso de los Diputados.
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