Todos contra el peaje

Como no se pueden dar regalos a cambio de votos a todo el mundo, los pregoneros de la igualdad acaban creando territorios de primera y territorios de segunda

Sábado, 27 de septiembre 2025, 02:00

Abro esta columna reiterando un argumento en el que ya he incidido en otras ocasiones: el sistema de peajes, tal como está concebido en España, ... está falto de rigor y transparencia y deja la puerta abierta de par en par a la discrecionalidad. La propia delegada del Gobierno en Asturias, Adriana Lastra, reconocía implícitamente estas lagunas cuando afirmaba, en su entrevista del pasado domingo en EL COMERCIO, que el peaje del Huerna no podía anularse por razones políticas. Parece ser que Lastra es una destacada admiradora de Bertrand Russell, cuando decía aquello de que el mayor esfuerzo de los políticos parece muchas veces centrarse «en hacer lo posible imposible». Si es por política, no debería existir más límite que la propia voluntad del Gobierno, y de su ministro de Transportes, para darle el finiquito al peaje del Huerna mañana mismo.

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Pero no será así, porque detrás de las razones políticas a las que alude Lastra está la necesidad de cuadrar las cuentas. Y es que las investiduras a la presidencia del Gobierno no salen gratis, y la anulación del peaje a la autovía AP-9 que destapaba EL COMERCIO a principios de 2024, y que exigió el BNG como condición para dar su apoyo a la primera investidura de Pedro Sánchez, es sin duda una de esas limitaciones a las que Lastra debe referirse. Como no se pueden dar regalos a cambio de votos a todo el mundo, los pregoneros de la igualdad acaban creando territorios de primera y territorios de segunda. O sea, ciudadanos de primera y ciudadanos de segunda. Y a estas alturas empieza a quedar claro en qué categoría parecen vernos algunos a Asturias y a los asturianos.

Y es que en este Principado nuestro llevamos tantas ruedas de molino deglutidas que, atendiendo a la entrevista del domingo, el Gobierno y su delegada han debido de dar por sentado que aquí tragamos con todo. Y no les faltan razones para ello, porque durante mucho tiempo sólo este periódico y la patronal han insistido, con empeño y constancia, en poner el foco en el agravio que supone el peaje del Huerna para esta región. Ya iba siendo hora de que el resto de agentes sociales dejaran atrás el cálculo bisoño y las orejeras partidistas, y se unieran a la denuncia de una injusticia especialmente manifiesta en el caso de una comunidad autónoma que arrastra una abultadísima lista de infraestructuras estratégicas pendientes. Efectivamente, es absolutamente necesario que la sociedad asturiana se movilice para reclamar unánimemente lo que le corresponde. Asturias y los asturianos arrastramos ya demasiados agravios y cesiones.

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