Pleno histórico, el celebrado el pasado 21 de Julio en la Junta General del Principado, e histórico también el apoyo de todas las fuerzas políticas, ... a excepción de Vox, a la proposición no de ley presentada por la coalición de Gobierno regional, rechazando el nuevo marco fiscal catalán y la demolición del régimen común de financiación autonómica. Pero, al mismo tiempo, un pleno que deja mal sabor de boca, debido a la calculada ausencia de Adrián Barbón. Un presidente con tiempo para dejarse caer en todo sarao y dejarse ver por doquier, pero que ese día precisamente, optó por desaparecer y enmudecer. Queda claro que, en lo que se refiere al acuerdo para implantar el nuevo modelo de financiación singular para Cataluña, el presidente Barbón ha preferido darse el pire que verse obligado a decir en el parlamento autonómico algo que pueda molestar al compañero Sánchez.
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A este respecto, el socialismo asturiano puede caer en la tentación de creer que su proposición y el apoyo logrado por parte del PP y Foro le permiten salvar la cara. Pero es la propia ausencia de Barbón en dicho pleno lo que huele a chamusquina, y lo que hace que el consenso histórico al que se han sumado la inmensa mayoría de los diputados autonómicos, lejos de transmitir la sensación de que los asturianos son tenidos en cuenta por sus propios representantes, más bien los deja emparedados entre la impotencia y la duda.
Los asturianos saben que la proposición aprobada el lunes en la Junta apenas tiene otro valor que no sea el meramente simbólico, y aunque es cierto que las declaraciones de principios también tienen relevancia política, lo verdaderamente trascendente será lo que ocurra cuando el acuerdo firmado entre PSOE y ERC se debata en el Congreso de los Diputados. ¿Qué harán entonces los dos parlamentarios socialistas asturianos? ¿Tendrán en cuenta los intereses de los ciudadanos a los que se deben?
Al presidente Barbón le gusta presentarse como un líder. Pues bien, después de la espantada del lunes, en las próximas semanas tiene una ocasión de oro para demostrar con sus actos que su palabra tiene valor, incluso cuando evita decir en sede parlamentaria lo que lleva meses declarando ante la prensa. A la inmensa mayoría de asturianos nos gustaría pensar que Adrián Barbón va a pasarse el verano trabajando en el seno de la FSA, forjando dentro de su propio partido el mismo consenso que el lunes los socialistas asturianos exigían en la Junta General a los partidos de la oposición. Y esperamos de él que deje claro a los dos diputados socialistas asturianos en las Cortes que no basta con decir que se está con Asturias, sino que toca dar trigo. Pero mucho me temo que la principal actividad del presidente y sus acólitos este agosto será más bien preparar el argumentario con el que justificar su disposición a comulgar con ruedas de molino.
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